Las pieles sensibles son aquellas que reaccionan de manera exagerada ante un estímulo que normalmente en una piel normal no tendría ningún efecto. Estas reacciones producen sensaciones desagradables y molestias para las personas que la sufren.
La piel sensible es muy común, y alrededor del 70% del mundo ha experimentado sensibilidad cutánea. Actualmente, existen numerosos factores que pueden desencadenar o empeorar la sensibilidad de la piel como la contaminación, las condiciones ambientales extremas (frío, calor…), los cambios hormonales o el estrés, entre otros. En este sentido, cuando las necesidades de la piel son tan únicas como personales es importante identificarlas a tiempo para poder seleccionar los mejores productos para su cuidado.
La piel sensible es muy común, y alrededor del 70% del mundo ha experimentado sensibilidad cutánea
Cetaphil, marca de higiene e hidratación especializada en el cuidado de las pieles sensibles y recomendada por dermatólogos, ha definido, junto a profesionales de la salud y expertos en el cuidado de la piel, los ''cinco signos de la piel sensible''.
1. Barrera cutánea debilitada: la epidermis actúa como una barrera contra las agresiones externas. La piel sensible suele tener la barrera cutánea más fina o dañada, lo que permite que los agentes irritantes penetren con mayor facilidad y la piel pierda humedad más fácilmente.
2. Irritación: enrojecimiento, picor, ardor, escozor y otras irritaciones son algunos de los signos más frecuentes y molestos de la piel sensible.
3. Aspereza: una textura de la piel escamosa, sin brillo y áspera puede afectar a la calidad general de la piel y pueden provocar malestar. La aspereza suele ir de la mano de la sequedad.
4. Tirantez: la sensación de que la piel está tensa, estirada y tirante es un indicador de que la piel carece de humedad e hidratación y provoca incomodidad.
5. Sequedad: la sequedad de la piel suele ser un indicador visible y sensorial de la piel sensible. Una barrera cutánea debilitada crea un sellado ineficaz en la superficie de la piel que provoca la pérdida de agua y la deshidratación de la piel.