Llega la Semana Santa y, con ella, muchas tradiciones de la religión católica que tienen que ver con la penitencia y el ir descalzos como sacrificio, que además incluye el estar muchas horas de pie. Así que al cansancio acumulado de pasar todo el día fuera de casa, se acumulará el de estas extremidades que nos sostienen todo el rato.
Juan Carlos Montero Arroyo, podólogo director de la Clínica Montero y responsable de comunicación del Colegio Profesional de Podología de la Comunidad de Madrid, explica para Estetic.es que hay tres factores que pueden afectar en diferentes casos a todos aquellos que deseen disfrutar de las procesiones de Semana Santa.
En primer lugar y el más habitual, “el tiempo que pasamos sobre nuestros pies de manera continuada, muchas veces de pie sin moverse de sitio”, explica el experto. Y es que tanto los costaleros, como los penitentes y el público general disfrutan durante todas las horas de procesión sin ocupar asiento, algo que puede llegar a ser muy agotador. Adicionalmente, el cambio de clima generalmente a temperaturas más cálidas también podría hacer sufrir el pie. Y, por otro lado, el calzado (o su ausencia) marcan el sufrimiento del pie en esos días.
“Presentar el pie descalzo sin ninguna protección no sería lo más recomendable”
Hay personas que deciden realizar actos de penitencia caminando descalzos detrás de los pasos y otras que emplean un calzado más formal al que están menos acostumbrados o que es más peligroso para el pie, como por ejemplo, los zapatos de tacón. “Estas tres situaciones pueden aumentar el sufrimiento que reciben nuestros pies, por lo que debemos prepararlos para este momento”. Y, para ello, unos buenos hábitos de cuidados de los pies basados en una buena higiene, un buen secado y una buena hidratación son fundamentales.
RIESGOS PARA EL PIE DE IR DESCALZOS
Según Juan Carlos, caminar sin calzado no debería ser un problema para personas acostumbradas, más allá de “la falta de defensa frente a agresiones externas que puedan provocar cortes, heridas o quemaduras por lo que hay que extremar precauciones en cuanto al terreno que se pisa”. Pero en personas no adaptadas, no utilizar calzado podría ocasionar “problemas de sobrecarga, en especial a nivel de la fascia plantar del pie o bien a nivel de la musculatura posterior de la pierna”, comenta el podólogo, así que lo ideal sería entrenar de forma progresiva para prevenir estos problemas.
"Si no se han originado heridas, simplemente habría que realizar un lavado exhaustivo de los pies, un buen secado y aplicar un pequeño masaje con crema hidratante"
Las condiciones y características del terreno marcarán la tolerancia del pie. Por ejemplo, el experto explica que muchas calles son empedradas, tienen suciedad, restos de cristales u otros elementos que puede dañarnos con heridas e incluso provocar una infección. Así que, “presentar el pie descalzo sin ninguna protección no sería lo más recomendable”.
POST-CUIDADO DEL PIE
Después de caminar sin zapatos y sin protección es normal que puedan producirse heridas, rozaduras o ampollas. En este caso, lo recomendable es realizar la cura adecuada acudiendo a un podólogo que aplique el tratamiento más oportuno, especialmente en personas mayores, con problemas de diabetes o inmunodeficiencia.
Si no se han originado heridas, “simplemente habría que realizar un lavado exhaustivo de los pies, un buen secado y aplicar un pequeño masaje con crema hidratante para recuperar la buena elasticidad de la piel y provocar cierta sensación de relajación”, aconseja Juan Carlos. Y en casos de molestias tras realizar la actividad, también es recomendable asistir a consulta para “aplicar un tratamiento de manera precoz y evitar complicaciones y otros problemas asociados en nuestros pies”.