Redes y salud mental: "Es un escaparate de lo que alguien con poca autoestima echa en falta"

Juan Martínez-Mena de Molina, psicoanalista miembro del CEAP, aborda en Estetic.es cómo las redes sociales afectan a la salud mental de los usuarios y cómo se pueden mitigar sus efectos

Juan Martínez-Mena de Molina, psicoanalista miembro del CEAP, aborda en Estetic.es cómo las redes sociales afectan a la salud mental (Foto. Estetic.es)
Juan Martínez-Mena de Molina, psicoanalista miembro del CEAP, aborda en Estetic.es cómo las redes sociales afectan a la salud mental (Foto. Estetic.es)
16 diciembre 2024 | 10:00 h

Las redes sociales se han convertido en uno más de nuestro día a día. Actualmente, nada pasa en la vida de nadie sin que se publique en redes y, de hecho, no publicar algo es como no haberlo vivido. Es un hecho que las redes sociales nos gustan, y mucho. Sin embargo, hay ocasiones en las que, lejos de ser un aliado contra el aburrimiento, se vuelve el origen de nuestra ansiedad y frustración, fruto de la sobrecarga de estímulos y de la comparación constante con otros usuarios. Pero, ¿por qué ocurre esto?

En primer lugar, no podemos olvidar que el ser humano es un ‘animal social’ y, por ello, necesita relacionarse con los demás para poder desarrollarse. “La interacción con otros comienza en la etapa intrauterina madre e hijo, y luego se amplía al resto de la familia, los amigos o en el colegio”, explica para Estetic.es Juan Martínez-Mena de Molina, psicoanalista miembro del Centro de Estudios y Aplicación del Psicoanálisis (CEAP).

Todas estas relaciones primarias forjan la base de nuestro carácter, reforzándolo tanto positiva como negativamente. Es importante destacar que ninguna relación ni interacción son perfectas, como señala el experto, sino que siempre entrañan cierto nivel de conflicto que se cargará en la ‘mochila emocional’ de por vida. Paralelamente a todo esto, se encuentran las redes sociales. “Como un vehículo más de interacción, pueden afectar tanto positiva como negativamente, en función de la base asentada en los primeros años”.

“Las redes no son peligrosas en sí mismas si tienes claro que no todo lo que se muestra es verdadero y te sientes lo suficientemente seguro como para que lo que se muestra no te haga sentir inferior”

Por ejemplo, un niño criado en un modelo de apego seguro, con autoestima y capacidad de juicio crítico, tendrá una relación más sana con las redes que un niño con baja autoestima o intolerancia a la frustración. Partiendo de esta base, el experto destaca que el peligro de las redes es el punto desde el que nos enfrentamos a ellas. “Podemos hacerlo desde una posición de madurez o inmadurez, seguridad o inseguridad, desde un afán de relación sin comparación o desde un lugar de sentimiento de inferioridad ante lo que los demás enseñan”.

“Las redes no son peligrosas en sí mismas si tienes claro que no todo lo que se muestra es verdadero y te sientes lo suficientemente seguro como para que lo que se muestra no te haga sentir inferior”. Por ello, los peligros pueden encontrarse en niños y adolescentes que no tienen la madurez suficiente. Este grupo poblacional es quien concentra un mayor porcentaje de problemas de salud mental relacionados con las redes: ansiedad, insomnio, trastornos de la conducta alimentariao depresión.

ACCESO ILIMITADO A CUALQUIER DETALLE

La forma en la que se ha aprendido a relacionarse con el entorno importa, pero las redes sociales añaden un peso extra a la carga: permiten analizar al milímetro cualquier información. “En la vida real, no vamos evaluando cada detalle de los demás. Podemos fijarnos en un jersey, un coche o un peinado, pero vemos la realidad en conjunto y no podemos pararnos sobre esa imagen para ampliarla y revisarla con detalle”.

Con las redes sociales ocurre justo lo contrario, pues ante nosotros se abre todo un abanico de impulsos programados por un algoritmo que ofrece todo aquello que sabe que va a captar nuestra atención. Todo ello, además, es ampliable, permitiéndote ver todas las ‘carencias’ propias en primer plano. “Es como un escaparate de lo que cualquiera con un apego inseguro o poca autoestima echa en falta”.

¿QUÉ PODEMOS HACER?

El psicoanalista del CEAP destaca que la mejor manera de evitar compararse siempre va a ser trabajar la propia autoestima. “Si la autoestima falla, lo de los demás siempre nos va a parecer mejor, no apreciaremos lo propio”. Aún así, también hay otra serie de medidas que podemos adoptar para mitigar el efecto sobre nuestra salud mental. Para mejorar el estrés relacionado con el uso de redes sociales, el experto recomienda tomarse las redes con cierta ‘disciplina’ y ponerse límites.

“Si la autoestima falla, lo de los demás siempre nos va a parecer mejor, no apreciaremos lo propio”

Esta medida cobra aún más importancia si las redes nos están provocando ansiedad, angustia o bajón. “El cerebro tiene un tope en cuanto al procesamiento de estímulos, y con las redes es frecuente que se sobrepase”. La clave para no caer en el exceso es buscar y practicar otros intereses, cultivando todo lo posible las relaciones sociales fuera de la pantalla, leer o hacer deporte.

Adoptar estas medidas puede ayudar a mitigar el impacto que las redes sociales tienen sobre nuestra salud mental. “No podemos controlar el entorno, ni en redes ni en la vida real, pero sí podemos aprender a gestionar nuestras reacciones y emociones, llevándolas por un camino en el que los estresores externos no nos afecten tan negativamente”, concluye el experto.

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