El embarazo es un proceso fisiológico que ocasiona una serie de cambios y transformaciones en la mujer, que se observan en su contorno, específicamente en la zona del abdomen.
Por ello, las cirugías post-parto suman cifras año tras año. Y es que, aunque el cuerpo con el tiempo realiza un regreso natural de todas las estructuras intra-abdominales a su posición original, no resulta así en el caso de la piel.
''La piel es el mayor órgano del organismo y el más castigado después de un embarazo, debido al volumen al que se ve sometido: separación de los músculos recto-abdominales, distinción de la piel de la zona, y rupturas de las fibras elásticas, llamadas grietas que ocasionan la pérdida de elasticidad en toda la pared abdominal'', explica el doctor Orestes Fernández del Instituto de Benito.
El embarazo es un proceso fisiológico que ocasiona una serie de cambios y transformaciones en la mujer, que se observan en su contorno, específicamente en la zona del abdomen
En este sentido, para mejorar esta zona del cuerpo, se puede recurrir a la abdominoplastia o a la liposucción.
En la primera se elimina el exceso de piel y tejido graso de la zona abdominal y se cierra la musculatura del recto abdominal que se encuentra abierta. Dependiendo de las necesidades de cada paciente en concreto, la musculatura de la pared abdominal puede ser suturada y retensada. La incisión tiene forma de ''media luna'' (su longitud dependerá del exceso de piel y grasa que haya que remover/eliminar). Al mismo tiempo se pueden reparar posibles hernias umbilicales y diastásis.
Por otro lado, la liposucción sirve para extraer una cantidad determinada de grasa que no se modifica con la dieta y dar forma al cuerpo, por ello se la denomina también remodelación corporal.