Síndrome de Vejiga Hiperactiva: “Es totalmente distinta a la incontinencia”

La necesidad de orinar constantemente y de forma urgente tiene nombre. Es el síndrome de Vejiga Hiperactiva Idiopática y tiene un fuerte impacto en la calidad de vida de los afectados.

Sonia Ruiz Graña, médico adjunta del Servicio de Urología del Hospital Universitario de Getafe (Foto. Cedida a Estetic)
Sonia Ruiz Graña, médico adjunta del Servicio de Urología del Hospital Universitario de Getafe (Foto. Cedida a Estetic)
10 mayo 2024 | 10:00 h

El Síndrome de Vejiga Hiperactiva Idiopática (VHI) consiste en una afección caracterizada por la urgencia urinaria habitualmente acompañada por un aumento en la frecuencia y nicturia. Puede presentarse con o sin incontinencia acompañante, en ausencia de una infección urinaria u otra patología desencadenante.

Hablamos con Sonia Ruiz Graña, médico adjunta del Servicio de Urología del Hospital Universitario de Getafe sobre esta desconocida condición que afecta al 25% de las mujeres mayores de 65 años.

No siempre implica pérdidas de orina

Entre sus síntomas se incluyen las ganas repentinas de orinar o la fuerte necesidad de hacerlo. Orinar más de ocho veces al día o la nicturnia, despertarse por la necesidad de orinar dos o más veces por la noche, son indicadores de esta condición.

Las causas de esta patología no son del todo definitivas. En ese sentido, Sonia nos cuenta que se han propuesto varias teorías para explicar su fisiopatología. Concretamente, se han relacionado con desequilibrios en las vías neurales inhibitorias y excitatorias de la vejiga y uretra. Así, como la sensibilidad de los receptores musculares de la vejiga.

¿ES LO MISMO QUE LA INCONTINENCIA?

Uno de los mitos más relacionados con la VHI es las pérdidas de orina. Sin embargo Sonia lo desmiente: “La vejiga hiperactiva puede clasificarse en húmeda y seca, en función de la presencia o ausencia de incontinencia urinaria asociada”.

Es más, la incontinencia urinaria es un síntoma que puede estar causado o no por un síndrome hiperactividad vesical. De esta manera, aquellos pacientes con VHI que, además presentan incontinencia, padecen una condición adicional que recibe el nombre de Incontinencia Urinaria de Urgencia (IUU). Esta se caracteriza por el deseo imperioso de orinar que se denomina “urgencia”, no pudiendo llegar a tiempo al baño.

A diferencia de la VHI, la incontinencia se produce por “un incremento en la presión abdominal, típicamente cuando tosemos, nos reímos, o en definitiva cuando hacemos algún esfuerzo físico. La fisiopatología de esta incontinencia es totalmente distinta, así como su tratamiento, ya que está responde mejor a ejercicios de suelo pélvico y en los casos más severos se puede curar definitivamente con cirugía correctiva”.

“Hay casos cuya única solución es el empleo de absorbentes como compresas y pañales diarios con el coste que eso supone”

Sonia recalca la importancia de realizar una evaluación de la afección para determinar en qué grado afecta a la calidad de vida del paciente. “Como no existe una "cura" conocida propiamente dicha para la VHI, es importante que las pacientes tengan expectativas y aspiraciones realistas en cuanto al tratamiento de los síntomas”, explica la doctora Ruiz.

No obstante, se pueden implementar algunas estrategias y cambios en el estilo de vida para atenuar los síntomas. La especialista destaca los cambios conductuales y medidas higiénico-dietéticas como evitar el tabaco, la cafeína, reducir el peso en pacientes con obesidad o controlar la ingesta de líquidos, entre otras.

MUJERES Y SUELO PÉLVICO

Otra medida que resulta muy útil en las pacientes, según la uróloga, son los ejercicios de suelo pélvico. Tanto para aquellas que padecen Vejiga Hiperactiva como Incontinencia. Y es que, “la contracción de los músculos del suelo pélvico puede inhibir simultáneamente el tenesmo”, añade Sonia.

Además, la especialista lo subraya como estrategia preventiva: “El entrenamiento de fuerza intensivo y regular de los músculos del suelo pélvico a lo largo del tiempo aumenta tanto la fuerza de contracción de los músculos del suelo pélvico, como su resistencia”. Aunque puede afectar a cualquier persona, es más típica su aparición en mujeres de mediana edad. Su prevalencia aumenta con la edad, pero no se puede afirmar con seguridad que la menopausia sea el desencadenante.

CASOS SEVEROS

Ante la ineficacia de todas las técnicas, se pueden emplear fármacos que inciden sobre el músculo detrusor de la vejiga y reducir su hiperactividad. Algunos “como los anti-colinérgicos y los beta-3 adrenérgicos con bastantes buenos resultados”, explica Sonia.

Y, en los casos más severos, Sonia nos cuenta el procedimiento: “Tenemos terapias de tercera línea más invasivas tales como inyección endovesical con toxina botulínica, la neuroestimulación del tibial posterioro la neuroestimulación sacra. Es importante en estas pacientes hacer una buena evaluación de la gravedad de los síntomas, de cara a tener en cuenta el grado de agresividadde ciertos tratamientos y los efectos adversos asociados que estamos dispuestos a asumir”.

CALIDAD DE VIDA

La calidad de vida de los afectados por VHI se ve especialmente trastocada con la llegada de esta patología. Sonia resalta su impacto en las economías de las familias: “Hay casos no subsidiarios de ninguna opción terapéutica cuya única solución es el empleo de absorbentes como compresas y pañales diarios con el coste que eso supone”.

Por otro lado, el reflejo de esta condición en la salud mental está estrechamente relacionado con el estrés, la ansiedad, e incluso, la depresión. Según la doctora, en la práctica clínica habitual es frecuente observar que los pacientes describan un empeoramiento de los síntomas en los periodos en los que experimentan una mayor labilidad emocional. Sin embargo, esto no indica que el estrés lo empeora, pero si “son más conscientes o están más alerta”.

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