En los últimos años, se ha producido un cambio de tendencia en la búsqueda de la belleza: son muchos los expertos que afirman que buscamos no solo vernos bien, sino también sentirnos bien. Dicho cambio ha traído consigo nuevas fórmulas y herramientas que prometen, por ejemplo, dejar una piel bonita, pero también sana. Sin embargo, muchas de estas promesas o son falsas, o son demasiado costosas. Esto crea un caldo de cultivo perfecto para la proliferación de falsificaciones más baratas o para el desarrollo de fórmulas económicas que no funcionan.
Con todo, las falsificaciones de cosmética y maquillaje se han vuelto cada vez más comunes en los últimos años, especialmente gracias al desarrollo de Internet y las redes sociales. Muchos usuarios caen en estos productos sin saberlo, y otros adquieren productos que, aunque auténticos, no necesitan. Entonces, ¿por qué querrían comprar estos productos? Las ha promocionado su influencer favorito.
“A veces veo pacientes que se encuentran cremas por TikTok y han empezado a usarlas sin asesoramiento médico”
“A veces veo pacientes que se encuentran cremas por TikTok y han empezado a usarlas sin asesoramiento médico”, explica para Estetic.es la doctora Elena Vargas, dermatóloga del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica de la AEDV. “También veo mucha gente que a lo mejor ha acudido antes a una esteticista y les han vendido cremas que no son ni libres de grasas ni especifican que son no comedogénicas”.
EL PELIGRO DE LAS FALSIFICACIONES
En España, los cosméticos y el maquillaje están regulados por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios. Se trata de una regulación bastante estricta y que no permite ningún tipo de sustancias calificadas como tóxicos, a diferencia de lo que ocurre en otros países como, por ejemplo, China.
Los productos adquiridos en China pueden contener metales pesados y otras sustancias peligrosas para la salud. Además, en muchos artículos no viene indicada la fecha de caducidad ni la de expiración una vez abierto, por lo que podríamos intoxicarnos sin saberlo. “Los productos que no se sabe muy bien de dónde vienen y lo que llevan pueden tener mucho perfume y muchos conservantes. Esto puede dar lugar a reacciones alérgicas o irritativas en la piel”.
Por otro lado, otro de los problemas que nos podemos encontrar es que estos productos no cumplan con su función. “Hay algunos productos con cajas bonitas o que se extienden muy bien, pero no tienen evidencia científica de que vayan a funcionar o a ser buenas”. Esta problemática se vuelve especialmente relevante en el caso de pacientes con rosácea o acné. “Prefiero que utilicen productos libres de grasas o con pocos principios activos, porque si no se les va a irritar la piel”.
¿QUÉ ACONSEJAN LOS EXPERTOS?
Si queremos asegurarnos buenos resultados y evitar falsificaciones, lo mejor es recurrir a la cosmética médica recetada por dermatólogos. Además, menos es más: “Para el cuidado de la piel, los dermatólogos buscamos rutinas muy sencillas”. Por ejemplo, la experta señala que, para evitar el envejecimiento prematuro, lo mejor es recurrir simplemente a protectoressolares, principalmente de farmacia. “Estos productos están elaborados por laboratorios serios y respaldados por ensayos clínicos”.
“Para el cuidado de la piel, los dermatólogos buscamos rutinas muy sencillas”
El principal problema que perciben, actualmente, los profesionales, es que la gente “se echa cosméticos a lo loco y en mucha cantidad”. Esto no es bueno para la piel, y menos si los productos tienen muchos perfumes o conservantes. “Por ello, intentamos que los productos que se echan tengan pocos principios activos, y lo importante es no aplicarse mucho producto ni varios productos a la vez”. A su vez, los dermatólogos huyen de productos muy untuosos o grasos, y asesoran al paciente sobre su tipo de piel, para prescribir la fórmula que mejor se adapte a ella.
Además, para adquirir fórmulas de este tipo, “tampoco es necesario irse a productos de alta gama y puedes usar cosmética más barata, pero de farmacia”. Así, la experta subraya que lo importante es recurrir a productos homologados y respaldados por ensayos clínicos, y no dejarnos llevar por un envase bonito o por ser más económico. Cuando se trata de salud, cualquier precaución es poca.