Después de romperse el tríceps en mayo y de cerrar otra temporada de ‘El Hormiguero’ por todo lo alto, Pablo Motos se ha ganado unas vacaciones. Pero antes de abandonar su programa, el presentador no ha querido abandonar a la audiencia sin contarles cuáles son los mejores trucos para desconectar este verano.
Si bien otros años despejaba su mente con motos de agua y wakeboard o esquí acuático, ahora el presentador nos ha recomendado practicar el “ayuno tecnológico”. Se trata de ponerse “unas horas fijas al día, sin móvil” para así disfrutar de las conversaciones y los paseos familiares “sin una pantalla de por medio”. “Os vais a sorprender de cómo disfrutáis”, decía el presentador.
La luz azul de las pantallas genera problemas para el organismo que afectan directamente a nuestro descanso. Este tipo de luz es muy sensible a los ojos e interfiere con la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. También afecta negativamente al control de los picos de glucosa en el metabolismo y causa daños en la vista, más allá del estrés visual.
Y aunque no te lo pudieras imaginar, la luz de las pantallas impacta en nuestra piel. ¿Quieres saber cómo? Te lo contamos.
¿CÓMO AFECTA LA LUZ DE LAS PANTALLAS A LA PIEL?
La luz azul penetra en la piel, originando estrés oxidativo. Se considera que genera radicales libres, que son capaces de llegar hasta las capas más profundas (dermis) de la piel acelerando el envejecimiento de los tejidos. ¿Por qué? Porque los radicales libres destruyen las fibras de colágeno y elastina, las proteínas encargadas de mantener la firmeza y elasticidad de los tejidos.
La piel se divide en la epidermis (las capas más superficiales) y en la dermis (las capas más profundas)
Las pieles oscuras, con manchas o pecosas son precisamente las más susceptibles a la luz de las pantallas. Por lo tanto, una exposición prolongada a este tipo de radiación puede oscurecer las ojeras y crear manchas, oscurecer el tono y desigualarlo, apagar la piel y ocasionar arrugas. Pero también se ha demostrado que afecta a la cantidad hídrica que contiene la barrera cutánea, haciendo que la piel pierda agua transepidérmica y la deshidrate.
Afortunadamente, hay formas de prevenir los daños causados por la luz azul, hidratándola y cuidándola con antioxidantes y utilizando protector solar de amplio espectro. Esto quiere decir, cremas solares que incorporan dióxido de titanio y óxido de zinc, minerales que funcionan como filtro contra las radiaciones de luz azul. Así que cuando vayas a seleccionar un protector, comprueba que tenga acción antienvejecimiento o principios antioxidantes.