Las aplicaciones del bótox son bien conocidas en el campo de la Medicina Estética para suavizar las arrugas y rejuvenecer el rostro. Sin embargo, también existe la posibilidad de utilizar los neuromoduladores en el tratamiento de determinadas patologías que no tienen que ver con la piel. Un ejemplo de ello es el bruxismo, una patología oral provocada en gran medida por el estrés y que ya afecta al 23% de los españoles, según los datos del Consejo General de Dentistas.
La Dra. Irene Esteve, reputada odontóloga estética en redes sociales (@dra.ireneesteve), cuenta en Estetic en qué consiste la utilización del bótox para tratar el bruxismo, “un trastorno dental caracterizado por el rechinamiento o apretamiento excesivo de los dientes”. Este problema suele aparecer “generalmente durante la noche, aunque también hay casos en los que está presente durante todo el día”, siendo el estrés, el factor genético y los problemas de oclusión dental las causas más habituales.
TIPOS Y TRATAMIENTO PARA EL BRUXISMO
La experta expone los distintos tipos de bruxismo que existen, en función de las “diferencias en la forma en que las personas aprietan o rechinan los dientes, cuándo ocurre y si está relacionado con otras condiciones médicas subyacentes”:
- Céntrico: se da el apretamiento.
- Excéntrico: caracterizado por el rechinamiento.
- Nocturno: se produce durante el sueño.
- Diurno: se presenta durante todo el día.
- Primario: no está relacionado con otras condiciones médicas.
- Secundario: aparece como consecuencia o relación a otras afecciones.
Esta patología oral afecta indudablemente a la calidad de vida del individuo, ya que provoca dolor de cabeza, mandíbula y oídos, desgaste en las piezas dentales, sensibilidad e incluso problemas para conciliar el sueño. No obstante, hay tratamientos efectivos para controlarla. Aunque “cada paciente requiere un tratamiento según la gravedad y el origen del problema”, la Dra. Esteve señala que “normalmente la primera opción de tratamiento es la férula de descarga”. Este aparato permite reposicionar la articulación temporomandibular para relajar la musculatura.
“El bruxismo puede reaparecer cuando el efecto del bótox disminuye”
“Algunos pacientes bruxistas pueden beneficiarse de la reducción de la tensión en sus dientes mediante terapias oclusales o protectores bucales personalizados”, indica la experta. Además, estas terapias se pueden combinar con las carillas dentales, algo que “puede ser una solución efectiva para abordar tanto el bruxismo como la mejora estética”.
Adicionalmente, la experta destaca la terapia conductualy demanejo de estrés, y también modificaciones en la dieta y en el estilo de vida. Estos cambios pueden incluir la reducción del consumo de alcohol y cafeína, una cancelación de hábitos que “puede ayudar a controlar el bruxismo”. Otro de los hábitos que deberían estar “prohibidos” entre los pacientes con bruxismo es el consumo de chicles, puesto que “estimulan la musculatura perioral”.
BÓTOX PARA TRATAR EL BRUXISMO
Una de las opciones terapéuticas en el tratamiento del bruxismo es el uso de la toxina botulínica. La odontóloga nos explica que “es una opción menos común que se utiliza cuando otros tratamientos no son suficientes”. El procedimiento consistiría en “inyecciones de bótox en los músculos maseteros para reducir la fuerza de los mismos”. El resultado impacta directamente sobre la estructura muscular, dado que “los músculos se relajan y la capacidad de apretar los dientes se reduce”.
“Personalmente, me gusta mucho el empleo de bótox para reducir la fuerza de los músculos masticadores”, nos cuenta la experta. Los efectos del tratamiento se prolongan entre 3 y 6 meses, así que transcurrido este tiempo, sería necesario “repetir las inyecciones para mantener los resultados”.
“Las inyecciones deben ser precisas y adecuadas para evitar efectos secundarios no deseados”
No obstante, como ocurre con cualquier otro procedimiento, el uso de la toxina botulínica en el tratamiento de esta patología oral lleva asociados unos posibles efectos adversos. Entre ellos, la debilidad muscular de forma temporal, dificultades para comer o cambios estéticos. Además, “el bruxismo puede reaparecer cuando el efecto del bótox disminuye”, por lo que el seguimiento profesional es necesario.
Y, por otro lado, no todos los pacientes podrán someterse a este tratamiento. El bótox para el bruxismo no está indicado para mujeres embarazadas o en lactancia, que sufran enfermedades neuromusculares como la miastenia gravis, alergias conocidas a la toxina botulínica y posibles interacciones con otros medicamentos. Asimismo, “las personas con enfermedades graves también deberían discutir los riesgos y beneficios con su médico”, indica.
Por todas estas razones, la Dra. Esteve señala la importancia de acudir a un profesional de la salud con experiencia en el uso del bótox para tratar el bruxismo, pues “las inyecciones deben ser precisas y adecuadas para evitar efectos secundarios no deseados”, recuerda.