En la última década, la depilación láser se ha convertido en una opción popular para eliminar el vello no deseado. A día de hoy todos hemos oído hablar de ella, hasta el punto en que, para muchas personas, se ha convertido en la primera opción de depilación. Sin embargo, aunque todos creemos saber lo que es, son muchos los mitos y leyendas que existen en torno a este tratamiento. ¿Sábes cómo funciona exactamente? ¿Es realmente definitiva? ¿Supone algún riesgo para la salud? Son muchas las dudas que hacen que las personas se planteen someterse realmente a este tratamiento.
Aprovechando que estamos en la mejor época para “hacerse la láser”, la directora de Elha Láser Center, Joana García, aclara en Estetic.es todas estas cuestiones. La experta comienza por lo que más importa a la gente: el láser no es definitivo. “La realidad es que el tratamiento es permanente, pero no definitivo. Aunque podemos eliminar hasta el 90% del pelo durante el tratamiento, en nuestro organismo existen células que producen pelo nuevo". Por ello, se recomiendan las sesiones de ‘repaso’.
"Aunque podemos eliminar hasta el 90% del pelo durante el tratamiento, en nuestro organismo existen células que producen pelo nuevo"
Para comprender mejor el por qué es así, es necesario explicar cómo funciona este tipo de depilación. Todo comienza con un láser, que emite un rayo de luz que se transforma en calor, destruyendo el folículo piloso. Al pasar el láser por la piel, el pigmento del pelo absorbe la luz y la conduce a la raíz de este para provocarle daño, pero siempre sin afectar a la piel. “De esta forma, ese pelo no vuelve a crecer o crece debilitado”.
La mencionada luz detecta el color del pelo, por lo que, para que sea efectivo, el vello siempre debe ser más oscuro que la piel. “En el caso del pelo blanco o rubio, al carecer de melanina, el láser no los detectaría y no sería efectivo”. Además, el láser solo actúa en la superficie de la piel, generando una ligera molestia, similar a un pinchazo suave y un poco de calor. Esto lleva al siguiente mito más extendido: no, el láser no duele mucho. “De hecho, duele menos que otros métodos de depilación tradicional, como la cera”.
¿QUÉ SE DEBE TENER EN CUENTA?
Es importante recalcar que el número de sesiones necesarias para eliminar el vello depende de cada persona: el tipo de piel, de pelo, la potencia del láser, la cantidad de vello, la situación hormonal o la zona del cuerpo. “Nunca sabemos a ciencia cierta cuántas sesiones necesitaremos, pero tenemos una media aproximada que nos ayuda a guiarnos”.
Aún así, de acuerdo con la experta, ya se puede ver una disminución de en torno al 30% del pelo desde la primera sesión. No obstante, para ver resultados más duraderos, son necesarias un mínimo de seis a ocho sesiones en mujeres de mediana edad y un mínimo de diez a doce sesiones en hombres.
“La piel es nuestra base de trabajo, por lo que tenerla en un buen estado es primordial para realizar este tratamiento”
También hay que destacar que, si nos sometemos a este tratamiento, debemos proteger la piel tanto antes como después de las sesiones. “La piel es nuestra base de trabajo, por lo que tenerla en un buen estado es primordial para realizar este tratamiento”. Utilizar un gel post depilación ayudará a hidratar y cuidar la piel antes y después de la sesión, y utilizar agua fría aliviará la zona. De este modo, se abordarán posibles efectos secundarios como piel irritada y caliente o folículos inflamados.
Por último, no se debe exponer la piel al sol durante dos o tres días antes y después de la sesión. Aquí entra en juego la importancia de escoger una época óptima para hacernos el tratamiento. Pese a que, gracias al avance tecnológico, se puede trabajar en pieles bronceadas y hacer sesiones en verano, la piel debe estar cuidada al detalle.
Por ello, nos encontramos en la época perfecta para empezar con el tratamiento de láser, pues ya ha pasado el verano y estamos cansados de tener que depilarnos constantemente. Además, si se empieza ya y se sigue el tratamiento de forma correcta, seguramente para el próximo verano ya tengamos menos pelo y podremos disfrutar sin tener que depilarnos constantemente. “La época ideal para empezar el tratamiento es otoño–invierno, para aprovechar el mayor contraste del pelo con la piel clara”, concluye Joana García.