En los últimos años, numerosas publicaciones han empezado a sugerir nuevos enfoques del mindfulness. En concreto, se sospecha que esto puede no solo calmar la mente, sino tener efectos positivos en el cuerpo, incluyendo el sistema inmunológico. A medida que los estudios sobre este tema se multiplican, queda claro que la conexión entre mente y cuerpo es mucho más profunda de lo que se creía. El mindfulness, una técnica de meditación enfocada en la atención plena y la reducción del estrés, ha ganado popularidad en los últimos años por sus beneficios en la salud mental pero, ¿puede también ser beneficiosa para la salud física?
“La evidencia es muy amplia. Ya existen numerosos estudios que vinculan directamente la práctica del mindfulness con mejoras en el sistema inmunológico”, explica para Estetic.es Guillermo Myro Domínguez, psicólogo y profesor de programas de reducción de estrés basados en mindfulness por el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts. En este sentido, pese a que aún queda mucho por investigar, hay evidencia de que el estrés y la ansiedad, que son factores determinantes en el debilitamiento del sistema inmunológico, se ven reducidos significativamente con la práctica de la meditación.
"Es importante investigar cuánto tiempo y cuántas horas son necesarias para observar mejoras"
Sin embargo, la cantidad de beneficios que se pueden obtener de la meditación depende mucho del tiempo y la frecuencia con la que se practica. “Es importante investigar cuánto tiempo y cuántas horas son necesarias para observar mejoras. Pero lo que está claro es que hay una relación directa entre la reducción del estrés y la mejora del sistema inmunológico”.
En este sentido, el estrés prolongado afecta al cuerpo de forma directa, debilitando las defensas y haciendo que sea más vulnerable a enfermedades, no solo mentales, sino también físicas. “El problema principal es que muchas veces no nos damos cuenta de cuánto estrés acumulamos hasta que ya es tarde. Vivimos en un estado de desconexión constante de nuestro cuerpo y de nuestras emociones, y eso tiene un impacto directo en nuestra salud”, señala el experto.
Gracias a la práctica del mindfulness se puede romper ese ciclo de desconexión. De hecho, uno de los primeros pasos que se enseñan en los programas, pasa por tomar conciencia de lo que ocurre tanto en la mente como en el cuerpo. “A través de la respiración y la atención plena, podemos empezar a notar las señales de estrés antes de que se conviertan en problemas más serios”, añade Myro. Aún así, es importante seleccionar el tipo de meditación.
“Hay muchos tipos de meditación, cada uno con sus propios beneficios. Sin embargo, lo importante es adaptar la práctica a las necesidades de cada persona”. Por ejemplo, algunos tipos de meditación, como las prácticas de compasión y autocompasión, son particularmente útiles para personas con un discurso interno muy crítico. Estas prácticas ayudan a instaurar mensajes de afecto y cuidado hacia uno mismo, lo que contribuye a reducir el estrés y, a su vez, mejorar el sistema inmunológico. “La compasión hacia uno mismo es clave para muchas personas que tienden a exigirse demasiado, y cuando reduces ese autojuicio, también disminuyes la tensión interna que afecta a tu salud física”, afirma.
Es importante recalcar que no todos los métodos son adecuados para todas las personas y que, en algunos casos, la meditación puede incluso exacerbar ciertos síntomas, como la ansiedad, si no se realiza correctamente. “Es fundamental que la meditación esté bien guiada y adaptada a las necesidades del individuo. Por ejemplo, en casos de personas con problemas graves de salud mental, las prácticas deben ser más cortas y estar bien supervisadas por un profesional”, aclara.
"Hay cada vez más investigación que sugiere que el mindfulness puede ser útil como complemento terapéutico para enfermedades inflamatorias o del sistema digestivo"
LA MEDITACIÓN, UN COMPLEMENTO TERAPÉUTICO
La meditación no solo es una herramienta para prevenir enfermedades, sino que también puede ser utilizada como un complemento en el tratamiento de diversas patologías. “Hay cada vez más investigación que sugiere que el mindfulness puede ser útil como complemento terapéutico para enfermedades inflamatorias o del sistema digestivo, como el síndrome del intestino irritable”, explica el experto.
Cada vez hay más estudios que respaldan la idea de que el mindfulness y la meditación no solo son útiles para alcanzar una mayor paz interior, sino que también pueden desempeñar un papel crucial en la mejora de nuestra salud física y, en concreto, la del sistema inmunológico. Pese a que estas prácticas no sustituyen los tratamientos médicos convencionales, son una poderosa herramienta complementaria que puede marcar la diferencia en la prevención y el tratamiento de enfermedades.