La menstruación libre propone una nueva forma de entender el ciclo de la mujer o, al menos, así lo describe Leticia Chamorro, autora de ‘Vaginas libres’. Ella descubrió todo este universo “por un conjunto de casualidades”, según cuenta para Estetic. Después de leer un artículo se enteró de que la modelo Lauren Wasser estuvo cerca de perder la vida por culpa del síndrome del shock tóxico, una enfermedad estrechamente relacionada con el uso de los tampones durante la menstruación. A esta información se le unió el hecho de que se quedó sin repuestos en su “arsenal menstrual” en su próxima regla, justo un día en el que no tenía que ir a trabajar. Así que, decidida, comenzó a utilizar los ejercicios de suelo pélvico que había aprendido previamente para comenzar a practicar la menstruación libre. Desde entonces, allá por 2014, no ha vuelto a usar ningún producto de higiene menstrual.
Todo ese conjunto de casualidades la llevaron a analizar y plantearse "qué significaba sangrar, qué pasaba en mi cuerpo, qué señales me enviaba mi cuerpo, cuándo y cuánto sangraba. Y así, poco a poco, me di espacio para descubrir mi realidad cíclica”, nos explica. “Nuestro cuerpo está diseñado para menstruar. No es una enfermedad, por lo que no tenemos que tratarla como si lo fuera”, añade, poniendo el énfasis en que la clave de la menstruación libre es escuchar los “mecanismos, procesos y sensaciones” que se producen en nuestro cuerpo durante la menstruación.
¿Y cuáles son esas señales? Según Leticia Chamorro, se trata de detectar las contracciones uterinas, la acumulación de sangre en el cuello del útero y en los sacos de cérvix, la sensación de los anillos vaginales y la necesidad de acudir al baño con más frecuencia en la fase menstrual. Todo ello, junto al trabajo en armonía de la musculatura pélvica, que es la “herramienta” encargada de ayudarnos a “descargar voluntariamente sangre en el lugar deseado”. La experta en menstruación libre nos lo aclara con el siguiente ejemplo:
“Seguro que muchas habéis experimentado ese momento en el que, al estornudar, si no llevas tampón o copa, sale una gran cantidad de sangre. Que en muchas ocasiones se siente como si fuera un río. Bueno, lo que ha pasado es que el suelo pélvico se ha activado, ha estimulado los órganos de la cavidad pélvica y ha expulsado toda la sangre que había contenida naturalmente. Los sacos del cérvix pueden llegar a acumular hasta 7ml de sangre naturalmente. Sería la mitad de una copa menstrual”.
"La menstruación libre se practica despertando y escuchando una serie de mecanismos, procesos y sensaciones que existen para que podamos menstruar proactivamente"
Llegadas a este punto, puede que te estés preguntando si tú misma serías capaz de retener tu menstruación el tiempo que desearas. Como nos dice Leticia, cada cuerpo es un mundo y hay mujeres que sangran más o que tienen una mayor capacidad. Simplemente se trata de escuchar esas señales que mencionaba para poder vaciar con mayor asiduidad nuestros fluidos en el baño. La experta en menstruación libre recuerda que, cuando tenemos la regla, acudimos con más frecuencia al baño para orinar y defecar, dado que el útero se encuentra en su momento de mayor tamaño y el cuerpo está influenciado por las contracciones uterinas y las hormonas. “Esto tiene una base científica”, explica, así que igual que nos orinamos o tenemos más ganas de evacuar durante los días de sangrado y damos una respuesta a esas necesidades fisiológicas, la menstruación libre propone hacer lo mismo con la regla.
Chamorro defiende que el método está al alcance de todas las mujeres, incluidas aquellas que presentan unas reglas abundantes, endometriosis, ovarios poliquísticos u otros síndromes. “La práctica del sangrado libre para estos casos puede parecer un imposible, pero no lo es. Es más, trae muchos beneficios. La gran diferencia es que la relegaremos a los días de sangrado medio y escaso. Haciendo uso de los maravillosos productos menstruales en los días de sangrado abundante”. Las chicas con ciclos sanos pueden practicar la menstruación libre con total seguridad, tal y como apunta Leticia. Se trata de tener voluntad, tiempo y flexibilidad para iniciarse.
Puede que otra de las preguntas que te esté generando este tema es el miedo a manchar las braguitas o, como Leticia prefiere llamarlo, ‘mojar’ o ‘sangrar’ para despejar las connotaciones negativas de un proceso normal. La experta expresa que ese miedo es “general”, independientemente de si usamos productos de higiene menstrual o no: “Todas lo sufrimos desde que comenzamos a menstruar, pero el sangrado libre también te libera de ese miedo a sangrar o mojar la ropa, porque llegas a tal entendimiento y conexión con tu cuerpo que se reinstaura la confianza en ti misma”. No obstante, advierte de que hay mujeres que se ayudan de compresas o bragas menstruales por si tuvieran complicado el acceso a un baño. Y este fue, precisamente, uno de los motivos que le llevó a escribir su libro, una guía práctica en la que explica las “pautas que crean una red de seguridad en el proceso de reaprendizaje menstrual”.
"El impacto emocional que tiene no poder controlar un proceso natural que nos acompaña durante una media de 35 de años de nuestra vida es muy sutil y a la vez brutal. Deshacerme de ello fue ciertamente liberador"
Desde que Leticia comenzara a practicar el sangrado libre en 2014, se siente una mujer mucho más empoderada, con un control sobre su cuerpo que le permite sentirse completa: “El impacto emocional que tiene no poder controlar un proceso natural que nos acompaña durante una media de 35 de años de nuestra vida es muy sutil y a la vez brutal. Deshacerme de ello fue ciertamente liberador”, nos revela. Además, el hecho de conocerse mejor y de tener su propio control, le ha permitido analizar el resto de su ciclo para ir más allá: “Esta forma de entender la menstruación me hizo entender que soy cíclica, que tengo cambios físicos, hormonales y emocionales, y está bien. No soy una loca por ello. Al revés, uso estos cambios a mi favor. Intento organizar, en la medida de lo posible, mis tareas conforme a mis fases”. El autoconocimiento de una misma que le ha proporcionado la menstruación proactiva es una herramienta “muy poderosa”, concluye.
LA PERSPECTIVA GINECOLÓGICA
Para conocer con detalle el mundo de la menstruación libre, también contamos con la visión profesional de la técnica de la mano de Marta Recio, ginecóloga y miembro de Doctoralia. En este caso, la doctora coincide en que esta forma de menstruar “tiene muchas connotaciones muy buenas para la mujer”, como son la consciencia corporal, la relación positiva con el sangrado y unos ciclos menstruales más saludable “al evitar productos que pueden generar ciertos problemas en el bienestar íntimo de la mujer, así como para el medio ambiente”.
Sin embargo, la experta en salud femenina expone que el sangrado libre “no está exento de problemas y dificultades”. Entre ellos, los que surgen cuando ya existe una disfunción en el suelo pélvico o en la musculatura abdominal. Para que podamos entenderlo mejor, nos explica cómo es la anatomía del suelo pélvico de la mujer: el 80% está formado por tejido conjuntivo (colágeno principalmente) y el 20% restante por fibras musculares. Cuando se producen alteraciones en estos componentes, pueden surgir algunos problemas:
- Tejido conjuntivo: aunque hay varios motivos que podrían afectar a este tipo de tejido, la experta explica que el parto es el más relevante. Después de dar a luz, se produce el Síndrome de Relajación Pélvica o hiperlaxitud vaginal debido a la elastificacion del colágeno. “El peso característico del embarazo y el paso del bebé por el canal del parto pueden crear una sobredistensión del tejido vaginal, de tal forma que quede demasiado elastificado, y aunque la musculatura intente cerrar la vagina, el cierre nunca es completo”.
Las mujeres con este problema señalan que sienten menos placer sexual, que les entra el agua en la ducha o en la piscina, tienen más ‘pedos vaginales’ e incluso no consiguen sujetar tampones o bolas chinas. Por otro lado, hay otras causas que provocan alteraciones en el tejido conjuntivo, como los síndromes genéticos que afectan al colágeno del cuerpo. Todos estos aspectos podrían impedir la práctica de la menstruación libre.
- Musculatura del suelo pélvico: esta musculatura se divide en fibras tipo I (80%), que tienen una función postural o de sostén y no se pueden trabajar con los ejercicios de contracción y relajación, y fibras tipo II (20%), que son más gruesas y potentes y sí se pueden contraer a voluntad. Según la ginecóloga, el sangrado libre sólo trabajaría las fibras tipo II y, además, aquellas mujeres que presenten daños en las de tipo 1 por embarazos, partos, ejercicios de alto impacto, cirugías o genética, no podrían realizar la práctica de la forma correcta.
Para ser exacta, la Dra. Recio añade otro dato importante: “Las fibras tipo II, que trabajamos con los Kegel, son extremadamente fatigables. Así que, por mucho que queramos potenciar las fibras tipo II de nuestro suelo pélvico haciendo contracciones con los ejercicios tipo Kegel, estas se fatigarán para la quinta contracción y tenderemos a crear hipertonías (contracturas) por sobrecarga muscular”. La doctora advierte de que esta tendencia podría incluso instaurarse como una práctica habitual en la mujer, llegando a “crear verdaderas hipertonías en el suelo pélvico o llegar a un grado de vaginismo si no se sabe compensar la relajación pélvica”.
"Todo hay que entenderlo en su término adecuado, en el contexto de cada mujer, de cada estilo de vida y de la situación personal y menstrual particular"
Adicionalmente, la ginecóloga quiere destacar a aquellas pacientes con menstruaciones anormales, como la endometriosis o la menorragia: “En el caso de endometriosis, se sabe que la sangre menstrual tiende a la expansión y actúa como si fuera un 'tumor', por lo que no podemos descartar que el detenerla en ciertas mujeres no pueda conllevar una creación de implantes en la vagina, o favorecer la menstruación retrógrada, con todas las consecuencias que ello conlleva”. Para las pacientes con menorragia, “es muy complicado que una mujer pueda llegar a llevar una vida ‘normal’ durante el periodo teniendo que ser consciente del control del sangrado menstrual, ya que condicionaría un ir y venir constante al aseo, y, probablemente, escapes de sangre involuntarios más allá de su control”.
Junto a estos posibles problemas, Marta Recio ve complejo que las mujeres de la sociedad moderna puedan practicar el sangrado libre, pues “con el ritmo de vida que hoy en día tiene la mujer, mantener una consciencia corporal para detener el sangrado de forma correcta y voluntaria es extremadamente difícil y podría llegar a crear verdaderos traumas psicológicos”. Por todo ello, cree que “todo hay que entenderlo en su término adecuado, en el contexto de cada mujer, de cada estilo de vida y de la situación personal y menstrual particular”, concluye.