Aunque los sofocos de calor suelen ser el síntoma más asociado a la menopausia, existe otro menos conocido pero igualmente molesto: los sofocos fríos. Este fenómeno, que afecta a muchas mujeres durante la transición menopáusica, se caracteriza por sensaciones repentinas de escalofríos y frío intenso, dejando una incomodidad persistente que puede alterar el bienestar diario.
Según Mireia Roca, cofundadora de Domma y experta en menopausia, estos episodios, caracterizados por una sensación de hormigueo, escalofríos y frío repentino, afectan a casi un tercio de las mujeres en transición menopáusica. “A pesar de ser menos frecuentes y menos estudiados, los sofocos fríos pueden tener un impacto significativo en el bienestar diario”, afirma Roca.
Una de las causas principales es la disminución de estrógenos durante la menopausia, que afecta al hipotálamo, el centro regulador de la temperatura corporal
Una de las causas principales es la disminución de estrógenos durante la menopausia, que afecta al hipotálamo, el centro regulador de la temperatura corporal, que se vuelve más sensible a los cambios térmicos, provocando reacciones desmedidas. Por otro lado, estos episodios pueden surgir como respuesta posterior a un sofoco de calor, cuando los vasos sanguíneos dilatados pierden calor rápidamente, generando una sensación de frío y escalofríos.
Roca señala que estos síntomas son especialmente molestos en invierno, cuando el contraste entre la temperatura exterior y los cambios internos del cuerpo agrava la incomodidad. “El sofoco deja a muchas mujeres empapadas en sudor, lo que aumenta la sensación de frío y destemple, especialmente por la noche, cuando los sudores nocturnos son más comunes”, añade.
La buena noticia es que estos síntomas pueden mitigarse con tratamientos diseñados específicamente para abordar los cambios hormonales del climaterio. Domma, líder en investigación sobre la menopausia, ha desarrollado Equilibrio, un suplemento natural y libre de hormonas que combina adaptógenos, fitoestrógenos, vitaminas y minerales esenciales.
Estudios clínicos realizados con Equilibrio han demostrado su eficacia tras tres meses de uso continuo en mujeres mayores de 45 años, quienes experimentaron una reducción significativa de los síntomas menopáusicos. Ingredientes como shatavari, que simula los efectos de los estrógenos, y ashwagandha, un adaptógeno que promueve la relajación, son clave para estos resultados.
“Es habitual que una mujer menopáusica sienta la temperatura adecuada en casa o la oficina, pero poco después tenga calor, abra una ventana, luego tenga frío y se abrace con una manta, solo para volver a sudar y sentir escalofríos”
Sin el tratamiento adecuado, muchas mujeres enfrentan fluctuaciones constantes entre frío y calor, lo que complica su comodidad diaria. “Es habitual que una mujer menopáusica sienta la temperatura adecuada en casa o la oficina, pero poco después tenga calor, abra una ventana, luego tenga frío y se abrace con una manta, solo para volver a sudar y sentir escalofríos”, describe Roca.
Desde Domma también destacan que la percepción de frío y calor no es igual para todas las mujeres y puede variar en función de factores como el peso corporal, la dieta, el estilo de vida, la medicación y otras patologías. Por ello, es importante personalizar los tratamientos y enfoques de cuidado para abordar las necesidades específicas de cada mujer.
Los sofocos fríos son un recordatorio de que los síntomas menopáusicos pueden ser diversos y requieren atención. Con opciones como Equilibrio, las mujeres pueden encontrar alivio y apoyo para afrontar esta etapa de la vida con mayor bienestar y comodidad.