El cáncer de piel se convertirá en el tipo de cáncer más frecuente para la sociedad. Actualmente, cerca de 7,3 millones de europeos sufren dicha enfermedad en alguna de sus tipologías y se espera que para 2040 sea el segundo tipo de cáncer de mayor incidencia a nivel internacional, según los datos de la Academia Europea de Dermatología y Venerología (EADV). Aunque su supervivencia está aumentando gracias a la sensibilización social, lo cierto es que existen distintos tipos de cáncer cutáneo, algunos más agresivos que otros.
El melanoma es, por ejemplo, el de peor pronóstico. De ahí la importancia de conocer las distintas formas de manifestación, con el objetivo de poder obtener una valoración clínica lo antes posible. Sin embargo, dentro del melanoma también existen varios tipos de tumores: el nodular, el de extensión superficial, el lentigo maligno y el lentiginoso acral. Hoy profundizamos en el melanoma nodular.
¿CÓMO DISTINGUIR EL MELANOMA NODULAR?
El melanoma nodular es un tipo de cáncer de piel que se produce cuando los melanocitos, las células encargadas de pigmentar la piel, crecen de forma rápida y agresiva. Esta actividad tumoral representa el 15% de todos los casos de melanoma y podemos identificarlo inicialmente por los cambios inusuales en la piel, bien con la aparición de una mancha oscura, con cambios en alguna ya existente o en lunares.
El melanoma nodular suele crecer hacia abajo en la piel, un hecho que aumenta las probabilidades de que se disemine a otras zonas del cuerpo
Los síntomas que permiten distinguir al melanoma nodular son muy característicos. Se manifiesta como un bulto elevado o protuberancia gruesa, generalmente de color rojo, azul-negro, o del mismo color que la piel, que crece rápidamente y de forma asimétrica. Suele crecer hacia abajo en la piel, un hecho que aumenta las probabilidades de que se disemine a otras zonas del cuerpo, como a los ganglios linfáticos y los órganos internos, y se convierta en metastásico. Por ello, es crucial acudir a consulta para obtener un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado.
CAUSAS DEL MELANOMA NODULAR
Así como en el resto de tumores cutáneos, el melanoma nodular suele aparecer en las zonas del cuerpo que más expuestas han estado a la radiación solar. Esto es en rostro, cuello, escote, manos y piernas, principalmente. El sol es el principal implicado en el desarrollo de cáncer de piel, ya que es capaz de alterar el material genético de las células cutáneas. Por ello, la exposición crónica a los rayos solares y las quemaduras graves, especialmente durante la infancia, son los factores de riesgo más importantes.
La predisposición genética o los antecedentes familiares, la edad avanzada, las pieles de fototipo claro y la presencia un gran número de lunares o la aparición de nuevos son el resto de factores que se asocian al desarrollo de melanoma.
PREVENCIÓN DEL MELANOMA
En cualquier caso, la Sociedad Estadounidense Contra el Cáncer recuerda que la prevención es fundamental para disminuir las probabilidades de desarrollar la enfermedad. En ese objetivo, es importante utilizar la fotoprotección de factor elevado a diario, con reaplicación cada dos horas o después de la transpiración de la piel. También recomiendan evitar la exposición al sol de forma directa, buscando la sombra o protegiendo el cuerpo con ropa, gorras o sombreros y gafas de sol. Y, por último, desaconsejan totalmente el uso de las camas de bronceado y las lámparas de rayos UV.
La supervivencia a 5 años del melanoma diagnosticado y tratado en etapas iniciales es superior al 90%
Para detectar a tiempo cualquier tipo de cáncer de piel y, por lo tanto, mejorar el pronóstico, es fundamental acudir a consulta con el dermatólogo para una revisión anual. Será el especialista el que estudie cada mancha y determine si necesita realizar más pruebas para sacar conclusiones, como puede ser una biopsia, análisis de sangre, radiografías, tomografías computarizadas y resonancias magnéticas.
TRATAMIENTO DEL MELANOMA
La ubicación del tumor y la etapa en la que se encuentre el melanoma determinará el curso del tratamiento. En estadios tempranos, el pronóstico puede ser favorable con una tasa de supervivencia en torno al 90% a 5 años, según la Sociedad Estadounidense Contra el Cáncer. Sin embargo, en casos de melanoma avanzado, la tasa de supervivencia disminuye significativamente, que puede ir del 71% al 32% a 5 años.
En todos los pacientes el objetivo del tratamiento será eliminar el melanoma tanto como sea posible y prevenir su propagación. Para ello, se utiliza la extirpación quirúrgica del tumor mediante cirugía, aunque también puede recurrirse a la radioterapia. Otras técnicas más innovadoras en el tratamiento del melanoma que están demostrando buenos resultados son la inmunoterapia, que utiliza el propio sistema inmunológico del cuerpo para combatir el cáncer, o la terapia dirigida, que ataca específicamente las anomalías genéticas en las células cancerosas.