El embarazo es una de las etapas más bonitas que puede vivir una mujer. Y la llegada del bebé es motivo de felicidad y alegría para los padres y familiares. Sin embargo, los nueve meses de gestación son un momento en el que la madre (que es quien lleva al niño en su vientre) tiene que lidiar con muchos incertidumbres, molestias y preocupaciones, sobre todo si eres madre primeriza.
Tanto es así, que muchas madres sufren depresión durante el embarazo o incluso después del mismo. Y todo ello suele venir acompañado del gran estrés que provoca la situación y la ansiedad por en ocasiones querer conocer al bebé o en otras por el miedo a no saber como actuar cuando nazca o como cuidarlo durante los primeros meses.
Para poner solución al estrés y la depresión generada, muchas madres recurren a la práctica de ‘mindfulness’ en su día a día para mejorar su salud mental y también ayudar a facilitar el embarazo y la posterior maternidad.
Ahora bien, ¿en qué consiste realmente esta practica y qué beneficios tiene para la salud de la embarazada?
El ‘mindfulness’ es una practica que consiste en “aceptar el presente” sin intentar cambiar ni juzgar nada. Existen diferentes técnicas que puede ayudar a conseguirlo como el yoga, la respiración consciente o la meditación. Y precisamente sobre esta ultima hablaremos a continuación, por que aunque no lo creemos aporta más beneficios de los que nos podemos imaginar al embarazo.
- Genera un estado de descanso profundo. Cuando se medita, el cuerpo y la mente se unifican llegando incluso a tener la misma sensación de descanso y paz como si estuvieran durmiendo. Durante el embarazo es muy común sentirse cansada mental y fisicamente por lo que esta practica es lo que el cuerpo necesita para desconectar.
- Conecta con el cuerpo. Si por algo se caracteriza el embarazo es por ser una etapa en la que se disfruta de momento únicos como las primeras patadas del bebé o escuchar los primeros latidos de su corazón y sentir como va creciendo poco a poco dentro de la mujer.
El ‘mindfulness’ es una practica que consiste en “aceptar el presente” sin intentar cambiar ni juzgar nada
- Ayuda a cuidarnos. Durante la gestación el cuerpo nos pide lo que necesita: comer, dormir, beber, estirarnos, ir al baño… Y con la meditación es más fácil de reconocer cuando es necesario pararnos a conectar con nuestro cuerpo.
- Ayuda a alejarnos del estrés. ¿Lo haré bien? ¿Sabré cambiar pañales? ¿Bañar al niño? Son algunas de las preguntas que se hacen constantemente las futuras madres y que en muchas ocasiones les acaban generando situaciones de estrés y ansiedad. Con la meditación se consigue evadirse de las preocupaciones, buscando una solución.
- Sirve de preparación para el parto. El parto da miedo, mucho miedo. Para superarlo muchas madres se apuntan a las ‘clases de preparación al parto’ y otras muchas practican meditación. Con esta practica se consigue controlar la respiración, lo cual es fundamental para el momento del nacimiento y además nos ayuda a superar los miedos y a cultivar la confianza en una misma.
¿CÓMO LO PUEDO PRACTICAR?
Hay tres posturas básicas para toda mujer embarazada:
- Tumbada en el suelo boca arriba con la espalda bien apoyada sobre una esterilla.
- Sentada en una silla con los pies en el suelo y las rodillas por debajo de la cadera.
- De pie con los pies a la altura de las cadera y los brazos en libertad.