La manzanilla es una de las plantas medicinales más consumidas en nuestro país. ¿Quién no ha tenido o tiene en su casa la típica caja de esta peculiar infusión? Ante cualquier problema de salud que tengamos, una de las respuestas más frecuentes es “tomate una manzanilla”. Estamos seguras que en estos días de Navidad y excesos de comida, en más de una ocasión habrás tenido que recurrir a su consumo para sentirte más liberada. Pero, ¿qué hay de cierto en todo lo que se dice de ella?
En primer lugar, la manzanilla es una de las plantas medicinales más antiguas, pertenece a la familia de las margaritas. Suele utilizarse en forma de infusión o té para beber, aunque su uso también está extendido en el mundo de la cosmética gracias a todos los beneficios y propiedades que aporta.
Reduce el estrés y la ansiedad. Actúa como un calmante natural. Gracias a su alto contenido en flavonoides y terpenoides ayuda a mejorar la sensación de estrés y ansiedad, por lo que es un aliado perfecto cuando nos vemos sobrepasados.
Mejora la calidad del sueño. Si te tomas una manzanilla antes de irte a dormir, créenos que esa noche descansaras mejor y tendrás mejor calidad de sueño. Además, también ayuda a conciliar el sueño.
Reduce los dolores estomacales. Justo después de una comida pesada (o no) tomarse una manzanilla es sinónimo de sentirse más libre y de evitar los problemas digestivos e intestinales. Si sientes que te duele la tripa muy frecuentemente, es la mejor solución.
Controla la diabetes. El exceso de azúcar en sangre es una de las enfermedades más frecuentes. Esta infusión tiene el poder de ayudar a las personas que sufren diabetes de tipo dos, ya que previene problemas como la pérdida de visión o el daño en los riñones.
Disminuye la mortalidad asociada con el corazón. Al ser un alimento rico en flavonoides disminuye la presión arterial, el colesterol “malo” y los triglicéridos.