El embarazo es una etapa de cambios de todo tipo en la que quizá el más impactante es ver cómo crece la tripa de la mujer. Pero hay otros cambios muy significativos a nivel interno, ya que el cuerpo se adapta a la gestación y se prepara para el parto posterior. Estos hechos afectan de una manera u otra a la mujer, que va sintiendo cada una de estas fases.
Lorena Serrano, doctora especialista en Ginecología y Obstetricia y autora del libro 'Conócete bien, cuídate mejor', nos explica que el embarazo afecta al suelo pélvico. Si bien este órgano, “actúa como una malla formada por músculos y ligamentos” que sujetan los órganos pélvicos de la mujer, durante la etapa gestacional “debe soportar mayor carga de peso”.
Según la experta, este hecho unido a los cambios hormonales característicos del embarazo pueden hacer que esa malla se vuelva más elástica, debilitándola. Pero no sólo el embarazo puede estar detrás de ese debilitamiento. En algunas ocasiones, el tipo de parto también influye, como ocurre en los partos instrumentados.
"El suelo pélvico participa en la función de continencia, la función sexual y el parto"
Por eso la ginecóloga señala que “no es necesario esperar al parto para cuidar el suelo pélvico”, sino que podemos prepararlo durante el embarazo e incluso antes de quedarnos embarazadas. Aunque cada caso es distinto, en general es recomendable prestar atención a la postura corporal, evitar malos hábitos de vida (tabaco, alcohol, sobrepeso u obesidad, grasas saturadas) y realizar ejercicios para rehabilitar el suelo pélvico, como los hipopresivos o Kegel):
- Los ejercicios de Kegel son muy efectivos para fortalecer los músculos del suelo pélvico. Para hacerlos, debes contraer los músculos del suelo pélvico como si estuvieras tratando de detener el flujo de la orina. Mantén la contracción durante unos segundos y luego relaja los músculos. Repite este ejercicio varias veces al día.
- El exceso de peso puede ejercer presión sobre el suelo pélvico y debilitarlo, por lo que es importante mantener un peso saludable, además de que contribuye a nuestra salud general.
- El esfuerzo durante la evacuación intestinal debilita los músculos del suelo pélvico, por lo que es importante evitar el estreñimiento. Para ello, asegúrate de consumir suficiente fibra y líquidos, y de realizar actividad física regularmente.
- El levantamiento de objetos pesados también ejerce presión sobre el suelo pélvico, por lo que es importante evitarlo.
- El estrés y la tensión asociada en los músculos del cuerpo también afecta al suelo pélvico, así que conviene practicar técnicas de relajación, como la meditación o la respiración profunda para aliviar estos síntomas. Ejercicios de pilates y yoga, así como especialmente los hipopresivos, también están indicados para entrenar el suelo pélvico.
Así como en la preparación para el parto, el suelo pélvico también participa en la función de continencia y en la función sexual, tal y como declara la experta ginecóloga, por lo que trabajarlo después del parto es fundamental para restablecer ambas facultades. En cualquier caso, cualquier especialista en fisioterapia u obstetricia puede evaluar cada circunstancia en particular, realizando una buena valoración para poder trabajarlo de la manera adecuada, centrándose en las necesidades de cada paciente.