Desde que comenzara su gira ‘El Dragón’, Lola Índigo está llenando todos los recintos en los que actúa. Coronada como una de las artistas actuales más populares y polifacéticas, la madrileña tiene un importante alcance mediático y en estas últimas fechas en las que afronta los últimos conciertos de la gira, está aprovechando para lanzar mensajes muy reivindicativos. El último de ellos, relacionado con una confesión muy personal: ha superado un trastorno de dismorfia corporal.
La artista revelaba entre canción y canción que le ha llevado mucho tiempo aceptarse y quererse tal como es: “Hay una cosa que se llama dismorfia, que pasa mucho, y es cuando empiezas a distorsionar tu imagen de tu cuerpo por lo que dicen los demás, por lo que ves en redes sociales, por lo que ves en televisión. Especialmente cuando estás completamente expuesto a la gente, y tu imagen está continuamente en vallas publicitarias de ropa interior, o bikinis, revistas y un montón de cosas, empiezas a distorsionar la imagen de ti misma”.
@naima_diaaz se puede decir mas alto, pero no mas claro 🥹 la mejor tkm! #parati#fyp#viral#follow#fypシ#lolaindigo#lolainditok#paratii @lola indigo ♬ sonido original - Nai
Ese fue uno de los motivos por los que Mimi, el nombre de la cantante, decidió cerrar su cuenta de Twitter, pero afortunadamente ya ha superado ese trauma y es feliz con quien es: “Cuando me dicen: 'Wow, enseñas mucho en los conciertos'. Sí, ¿sabes por qué? Porque me ha costado muchísimo quererme, me ha costado muchísimo aceptarme, he tenido que hacer un trabajo que me ha llevado años”, confesaba, después de señalar su tripa y su celulitis.
UN PROBLEMA QUE AFECTA A LA SALUD MENTAL
Lo cierto es que la inmensa mayoría de la población está expuesta a este trastorno, pues las imágenes que recibimos constantemente en todo tipo de soportes cuentan con algún tipo de filtro o retoque. Todo ello sumado al canon de belleza que estipula la sociedad, hace que creemos una imagen distorsionada de nosotros mismos, que nos lleve a sugerirnos si somos o no somos ‘suficientemente bellos’ y que nos haga ver supuestos defectos en nuestro cuerpo.
Es lo que conocemos como dismorfia corporal, un trastorno psicológico que generalmente acarrea graves consecuencias para la autoestima y que define la vida de la persona que lo padece. Cristina Montero, directora general ejecutiva de M&C Saatchi España, ya explicaba para Estetic el papel que desempeñan las redes sociales en la percepción de la belleza y de cómo debe ser nuestra apariencia, un mensaje de gran calado entre el público adolescente.
“Los jóvenes cada vez acceden antes a las redes sociales y, en muchos casos, todavía no han alcanzado un nivel de madurez suficiente para entender y valorar lo que están viendo”, señala la experta. Por lo tanto, están más expuestos a desarrollar trastornos que afectan a su forma de percibirse (por ejemplo, la dismorfia corporal), que deriven en problemas más graves a modo de ‘solución’. Hablamos de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA).
“Las marcas deberían representar a los consumidores y su realidad, no inventar otra completamente inalcanzable”
Por eso, Cristina reseña la importancia del compromiso de las marcas en mostrar la realidad. “Las marcas deberían representar a los consumidores y su realidad, no inventar otra completamente inalcanzable”. En ello, “las agencias de publicidad y grupos de comunicación podemos impulsar un cambio significativo a esta crisis estética de salud mental, siendo responsables en la estrategias y propuestas creativas que planteemos a nuestros clientes”.
“La sensación de la mayoría de estos jóvenes es que nunca están a la altura, cuando son las marcas las que deberían estar a la suya”, continúa, argumentando que el objetivo debe ser la representación de “una belleza más inclusiva y diversa”, con modelos no sexistas y centrados en la salud del cuerpo, la piel, el cabello y la mente. Desde la concienciación está la posibilidad de cambio, así que cree que transformando el mensaje desde quienes lo emiten, es posible cambiar la percepción del público general y, por consiguiente, mejorar la salud mental de la población.