La salud bucal no es solo mantener una buena higiene de nuestros dientes. En el buen estado de la boca influyen otros factores que en muchos casos pueden tener motivos hereditarios y que intervienen perjudicando sobre la mordida, la pronunciación o el propio desarrollo de los huesos maxilares. Por eso es importante someterse a un seguimiento profesional con asiduidad.
Precisamente, a una temprana edad es común que los especialistas puedan detectar una anomalía en los frenillos bucales, que con una breve y sencilla intervención solucionaría estos problemas. Hablamos de la frenectomía, una operación consistente en extirpar los frenillos para lograr el bienestar del paciente.
TIPOS DE FRENECTOMÍA
La frenectomía es una intervención muy sencilla que no suele durar más de 30 minutos y que realiza un especialista dentista o cirujano maxilofacial bajo anestesia local. El frenillo se extirpará por corté con bisturí o láser y, posteriormente, se suturará la herida. Dependiendo del tipo de frenillo a eliminar, atenderemos a diferentes tipos de frenectomía:
- Frenectomía lingual: su objetivo es hacer una incisión en el frenillo ubicado debajo de la lengua porque impide un movimiento normal, pudiendo también perjudicar en el acto de la masticación o afectando a la pronunciación.
- Frenectomía labial: intervención que actúa sobre los frenillos que unen los labios con las encías. El cuerpo humano posee dos frenillos labiales, el superior y el inferior, por lo que atendiendo al tipo de frenillo que esté dando problemas, se realizará una intervención u otra.
¿CUÁNDO REALIZAR UNA FRENECTOMÍA?
Lo más probable es que las anomalías en los frenillos bucales se detecten a una temprana edad, así que la mejor opción es intervenir lo antes posible para evitar el mayor número de problemas, después de que hayan aparecido los dientes definitivos. Además, pueden darse diferentes casos: existen frenillos hipertróficos (sobrecrecimiento) o también más cortos de lo normal, pero en ambos afectarán al bienestar de la persona.
La frenotomía es una incisión más leve que la frenectomía y consiste en un corte único para modificar el frenillo
Cuando la persona demuestra dificultad en la movilidad de la lengua, en la masticación, la succión o tiene una mala pronunciación fonética, son claros síntomas de una anomalía en los frenillos de la boca, por lo que se recomienda visitar a un especialista para operar. Pero la frenectomía también está indicada en casos en los que los frenillos interfieran con las prótesis o los aparatos dentales.
Se trata de una intervención sencilla y mínimamente invasiva que únicamente dejará leves molestias y una posible hinchazón durante los primeros días. Entre los cuidados postoperatorios se incluyen mantener una buena higiene con cepillado y enjuague bucal, así como no fumar hasta pasadas las primeras 48 horas de la intervención.