Son muchos los motivos que pueden conducirnos al estrés: una sobrecarga laboral, los problemas económicos, falta de tiempo para el autocuidado, una carencia de relaciones interpersonales, el cuidado de los demás… Cuando sobrecargamos nuestro cuerpo y excedemos sus propios límites durante temporadas prolongadas, es inevitable que el estrés dé la cara de una forma u otra con sobrecarga mental y dolencias físicas. Un claro ejemplo de ello podría ser la aparición del bruxismo.
El bruxismo se caracteriza por movimientos involuntarios de los músculos de la masticación y suele desarrollarse más comúnmente de noche mientras dormimos, pero también se puede sufrir durante el día. Las personas con esta afección, que sufre aproximadamente el 70% de los españoles según los datos de Quirónsalud, aprietan de forma inconsciente la mandíbula y rechinan sus dientes, conduciéndolos al desgaste. Pero una de las peores consecuencias es la tensión acumulada en la zona de la musculatura mandibular y en la articulación temporomandibular.
“Los altos niveles de estrés, la tensión en la mandíbula por apretar los dientes o sufrir bruxismo y la respiración agitada y rápida que muchas veces acompaña nuestro día a día, acaba afectando negativamente a tu suelo pélvico"
Aunque el bruxismo es ya una patología conocida entre la sociedad, lo que probablemente desconozcas es su estrecha relación con el suelo pélvico. María Plaza (@maplaca_fisio), fisioterapeuta, profesora de pilates y profesora de yoga, explica a través de su cuenta de Instagram que “los altos niveles de estrés, la tensión en la mandíbula por apretar los dientes o sufrir bruxismo y la respiración agitada y rápida que muchas veces acompaña nuestro día a día, acaba afectando negativamente a tu suelo pélvico, aumentando su nivel de contracción y provocando lo que llamaríamos una hipertonía”.
Con hipertonía la experta se refiere a un aumento o exceso del tono muscular en los músculos del suelo pélvico, una condición que conduce a una disfunción de la musculatura perineal, ya que es incapaz de relajarse de forma voluntaria. Así que para controlar la tensión en la zona, la fisioterapeuta nos ha dejado un ejercicio de trabajo manual para actuar sobre la mandíbula y descargarla, relajando por ende nuestro suelo pélvico y mejorando nuestra calidad de vida.
MASAJE PARA RELAJAR EL SUELO PÉLVICO
El masaje sobre la mandíbula ayudará a aliviar la tensión tanto de esa zona como de la musculatura del suelo pélvico. Puedes realizarlo tú misma, con tus dedos índice y corazón, siguiendo los consejos de la experta: “Busca esa bolita que vas a encontrar justo al lado de la oreja. Prueba abriendo y cerrando la boca para sentir el movimiento, y de ahí, vete dos deditos hacia dentro, hacia la comisura del labio. Ahí tendrás tu músculo masetero y podrás masajearlo dando unos circulitos, tanto en una dirección como en otra”.
Como ves, dedicándote tan solo unos minutos podrás contribuir a mejorar la salud de tu suelo pélvico, pues una hipertonía puede provocar consecuencias como problemas para el vaciado de la vejiga, dolor localizado, estreñimiento, molestias agudas durante las relaciones sexuales o problemas musculares en la zona lumbar y la cadera. Para detectar un suelo pélvico hipertónico, además de estos síntomas deberías distinguir discontinuidad y dolor en el chorro de la micción. Afortunadamente, es una situación reversible que puede mejorar con el trabajo de la fisioterapia y el ejercicio pélvico.