La aparición de pequeños puntos blancos o grisáceos en la nariz y la frente es un fenómeno común que muchos experimentan. Estos pueden ser filamentos sebáceos, estructuras naturales de la piel que, aunque inofensivas, pueden impactar la autoestima. La farmacéutica Belén Acero, experta en dermofarmacia, explica en detalle qué son estos pequeños "invasores" y ofrece consejos sobre cómo prevenirlos y eliminarlos.
A diferencia de los puntos negros, que son poros obstruidos por sebo oxidado, los filamentos sebáceos son parte del proceso natural de renovación de la piel. Sin embargo, cuando se acumulan en exceso o se oxidan, pueden dar un aspecto antiestético. Los motivos de su aparición son diversos:
- Producción excesiva de sebo. Los cambios hormonales, la genética y factores ambientales pueden estimular la producción de sebo, favoreciendo la aparición de filamentos.
- Oxidación del sebo. Al entrar en contacto con el aire, el sebo se oxida y adquiere un tono oscuro, haciendo más visibles los filamentos.
- Células muertas. La acumulación de células muertas en los poros puede mezclarse con el sebo y formar los filamentos.
En este sentido, la farmacéutica BelénAcero, titular de Farmacia Avenida América y experta en dermofarmacia y nutrición, explica que “estos filamentos están presentes en casi todas las partes del cuerpo, pero son más visibles en la llamada zona T del rostro: la frente, los lados de la nariz y el mentón. También pueden aparecer en el cuero cabelludo, la parte superior del pecho y la espalda. Aunque no suelen causar problemas de salud, su apariencia puede resultar antiestética para muchas personas”.
"Estos filamentos están presentes en casi todas las partes del cuerpo, pero son más visibles en la llamada zona T del rostro"
Estos se forman debido al funcionamiento normal de las glándulas sebáceas, que producen sebo para proteger e hidratar la piel a través de los folículos pilosos. Sin embargo, cuando hay una sobreproducción de sebo, los filamentos pueden volverse más visibles, especialmente en personas con piel grasa o mixta. Factores como cambios hormonales durante la pubertad, predisposición genética y la exposición al aire pueden contribuir a esta sobreproducción.
Al oxidarse los ácidos grasos del sebo en contacto con el aire, los extremos de los filamentos pueden adquirir un tono grisáceo. “El sebo que se acumula en los filamentos sebáceos contiene ácidos grasos que se oxidan al entrar en contacto con el aire, lo que provoca que los filamentos adquieran un tono grisáceo o negro. Esto puede dar la falsa impresión de que son puntos negros, pero no es lo mismo”, añade la especialista.
¿CÓMO PODEMOS PREVENIRLOS?
La prevención de los filamentos sebáceos es sencilla si se llevan a cabo una serie de cuidados:
- Limpieza facial diaria. Utiliza un limpiador suave y adecuado para tu tipo de piel para eliminar el exceso de sebo y células muertas.
- Exfoliación suave. Exfolia tu piel una o dos veces por semana con productos suaves para eliminar las células muertas y prevenir la obstrucción de los poros.
- Hidratación adecuada. Utiliza una crema hidratante ligera y no comedogénica para mantener tu piel hidratada y equilibrada.
- Protección solar. El sol puede acelerar la oxidación del sebo, así que no olvides utilizar protector solar diariamente.
- Alimentación saludable. Una dieta equilibrada puede ayudar a regular la producción de sebo.
- Evita tocarte la cara. Las manos pueden transferir bacterias y aceites a la piel, empeorando el problema.
La farmacéutica Belén Acero recomienda el uso de productos como ácidos salicílicos y alfa hidroxiácidos, retinoides y niacinamida. Además, las mascarillas de arcilla y carbón activado pueden ser de gran ayuda. Otra opción es llevar a cabo tratamientos profesionales como la microdermoabrasión, los peelings químicos y las extracciones, que pueden ser efectivos para eliminar los filamentos más persistentes.