¿Cuántas veces hemos tenido que pasar por períodos de estrés y nos han salido irritaciones, granitos, e incluso alguna erupción en la cara? La verdad es que el estrés está fuertemente ligado a las afecciones cutáneas, y en personas con algún problema previo en la piel puede agravarlo. Desde Estetic.es, te contamos cómo se puede ver reflejado el estrés en nuestra piel.
Es imposible vivir en un estado de paz continuo. Es inevitable que durante ciertos momentos del día o de la semana pasemos por estados de tensión y nerviosismo. Sin embargo, hay que prestar atención cuando esta fase de alerta deja de ser esporádica y se convierten en algo de tu rutina. El estrés crónico puede llegar a afectar a diferentes áreas de nuestra vida. Es conveniente no tener que llegar a ese punto de saturación y mucho menos, ver cómo afecta a nuestra salud y calidad de vida.
La directora de formación de Vagheggi de España, Ana Sacristán Palos, expone que “una buena forma de saber si el estrés se ha asentado en nuestra vida, pasando a ser estrés crónico, es prestando atención a los signos que nos da la piel”.
Si has notado que tu rostro cada vez luce más apagado y la dermis tiene un brillo que antes no tenía, préstale más atención
Cada persona maneja diferente los momentos de ansiedad y presión por lo que no siempre la piel acaba afectada de la misma forma. Si has notado que tu rostro cada vez luce más apagado y la dermis tiene un brillo que antes no tenía, préstale más atención, porque quizás el estrés esté modificando su estado. A continuación, los signos que te ayudan a detectarlo:
- Acné. Los brotes acneicos suelen aparecer en la conocida zona U: mejillas, barbilla, cuello y alrededor de la boca. El estrés provoca desequilibrios hormonales que alteran las glándulas sebáceas provocando que segreguen hasta un 60% más de lo que lo hacen normalmente. Además, la renovación celular se frena haciendo que las células obstruyan los poros y sí facilita la aparición del acné.
- Rostro con irregularidades y brillante. El exceso de sebo que segregan las glándulas sebáceas no siempre acaban en forma de acné. Lo más común es que aporte un aspecto brillante al rostro, pero con un tono apagado.
- Poros dilatados junto y piel más grasa. Si notas que tu piel está más grasa de lo normal, es que algo no está yendo bien. Préstale atención a esta alteración llevando a una hiperqueratinización o engrosamiento de la capa córnea, caracterizada por su apariencia áspera e irregular.
PRODUCTO RECOMENDADO
- Crema Facial Purificante Balance (Vagheggi). Compuesta con un innovador complejo de manuka, magnolia, pimienta negra y exopolisacárido marino para beneficiar la reducción de imperfecciones en el rostro. Además de zonas localizadas del cuerpo que han sido dañadas por factores como el estrés, genética o irregularidades hormonales.
Ana Sacristán Palos nos confiesa que un elemento importante de esta crema es que no tiene efecto comedogénico, gracias al uso de aceites específico y manteca de karité líquida. Esto permite ofrecer hidratación y nutrición a la piel, al mismo tiempo que ayuda a normalizar el sebo y reducir el aspecto de los poros.