Has acabado un día agotador de oficina. Llegas a casa después de una hora en transporte público y seguramente lo único que se te pasará por la cabeza será darte una ducha para relajarte, olvidarte del agotado día que has tenido por delante y recargar pilas para estar con tu familia o amigos. Puede que en estos momentos te sientas identificada con la situación, si no lo haces realmente te envidiamos, y es que no existe mejor sensación que darse una ducha para relajarse.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ducha ideal (además de ser sostenible con el medio ambiente), no debería durar más de cinco minutos. Y lo ideal es ducharse una vez al día, aunque si el clima es más caluroso como en verano o hemos hecho deporte, también se recomienda darse una segunda ducha rápida y sin jabón.
¿Y en invierno? Seamos sinceros, a todos nos encanta el momento de meternos en la ducha con el agua caliente en pleno invierno, pero a la vez también sentimos pereza cuando nos toca salir. Y es que no existe mejor sensación que la del agua caliente recorriendo nuestro cuerpo, por qué además de gratificante se trata de un método de limpieza muy eficaz. Las mejores temperaturas deben oscilar entre los 36 y 37 grados, es decir, agua templada.
Además, lo ideal es usar las manos y no utilizar instrumentos de limpieza como las esponjas, los cepillos o los guantes, ya que lo único que se consigue es irritar la piel. En el caso de usarlos, lo recomendable es cambiarlos frecuentemente y limpiarlos para evitar la acumulación de bacterias.
Un 71,4% de los españoles se ducha cada día superando a países como Australia
Tras la ducha hay que secar la piel con una toalla, pero es importante no frotar en exceso e intentar incidir en las zonas que acumulan más humedad, como los dedos de los pies, la zona del pecho o las ingles. Finalmente y uno de nuestros pasos preferidos, es recomendable hidratar la piel con cremas o aceites, ya que nos ayudará a restaurar la barrera cutánea hidrolipídica.
Y ahora… la pregunta del millón y lo que a todo el mundo nos gustaría saber. ¿Sois más de duchas por la mañana o por la noche? Está claro que relajarse debajo de la ducha después del trabajo es una de las sensaciones más reconfortantes, pero también es perfecto el efecto despertador para las mañanas en las que nos levantamos con más sueño de lo normal. Tal y como señala Ana Molina en su libro “Piel Sana, piel bonita”, dermatológicamente hablando da igual cuando nos demos la ducha. Sin embargo, diversos estudios afirman que el escoger un momento u otro depende más de factores emocionales.
ESPUMA PARA LIMPIAR LA PIEL
¿Es necesaria la espuma para que un jabón limpie mejor? No. Es la respuesta más repetida por parte de los especialistas. Que un gel forme más o menos espuma no está relacionado con su capacidad de limpieza, ni hará que se reseque más la piel. Eso sí, aunque no sea imprescindible para conseguir una limpieza satisfactoria, lo cierto es que ver como corre por tu cuerpo las burbujas es una sensación que no tiene precio.