A medida que pasan los años empezamos a notar en nuestro cuerpo una serie de ''problemas'' que hasta entonces eran desconocidos para nosotros. Un claro ejemplo de este tipo de disfunciones son las varices, que se presentan sobre todo en las mujeres, pero también, aunque en menor medida, en los hombres.
Las varices son dilataciones de las venas producidas por múltiples factores como la edad, el embarazo o la herencia genética. Lo que se produce es una alteración en el sistema vascular que afecta el retorno venoso y provoca la aparición de las denominadas “arañas vasculares”. Por todo esto, las varices se consideran un problema importante tanto estético como médico. Este es el pago por una de los grandes avances en la evolución del hombre, la bipedestación (la capacidad de andar sobre dos extremidades). Estas, en el transcurso de nuestra vida, acarrean un deterioro en su capacidad y eficacia de drenaje dando como resultado la dilatación de las mismas.
Así, el peso de la columna sanguínea en su curso hacia el corazón, tarde o temprano, daña las venas volviéndolas insuficientes y tortuosas. Esa desestructuración anatómica y funcional de las venas es lo que se conoce, comúnmente, como variz o vena varicosa.
Con la llegada del calor en la época estival las molestias de las varices tienden a empeorar, síntomas como las piernas hinchadas, calambres, dolor, pesadez y picor se agudizan provocando en las personas que se ven afectadas una gran incomodidad durante todo el día.
Según recoge en su página web la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), en España una de cada cinco personas las sufre pero, a partir de los 50 años alcanza a la mitad de la población y son una manifestación frecuente de la insuficiencia venosa crónica.
En la playa o la piscina, se recomienda cubrir o sumergir las piernas en agua fría hasta las rodillas
En este sentido, la SEME da unas claves para evitar las molestias que conllevan las varices en verano.
En primer lugar, recomienda tomar el sol de forma moderada evitando las horas de mayor radiación UV, que son entre las 12 y las 16 horas; asimismo, en la playa,se deben cubrir o sumergirlas en el agua hasta las rodillas y en la piscina terminar el baño, si es posible, con duchas de agua fría.
Durante el día también hay que usar cremas protectoras e hidratante y, al final de la jornada, se recomiendan masajes con geles fríos. El ejercicio también es muy saludable, sobre todo,las caminatas a paso ligero, el ciclismo o la natación.
Respecto a las comidas, hay que evitar los alimentos con sal o picantes y tomar frutas y verduras en cantidad. Igualmente, si se hace un viaje largo es recomendable cambiar de postura y pasear cada cierto tiempo y por último, si lo considera necesario, el especialista podrá prescribir algunos medicamentos dirigidos a mitigar los síntomas y, por supuesto, a paliar sus efectos estéticos.