La microbiota es uno de los órganos más importantes del cuerpo. Tanto es así que está conectada con el intestino y el sistema nervioso, lo que conocemos como eje intestino-cerebro, por lo que no es muy descabellado pensar que los problemas en nuestra microbiota influyen a todos los niveles. Hoy vamos a descubrirlo de la mano de Sari Arponen, Doctora en Ciencias Biomédicas y experta en microbiota, quien nos cuenta cómo participan los millones de bacterias ‘buenas’ de nuestro organismo en los diferentes sistemas de nuestro cuerpo.
Dra. Arponen, en primer lugar y para acercar a nuestros lectores el trabajo de la microbiota dentro del sistema digestivo, ¿cómo participa la microbiota en la digestión de los alimentos?
La microbiota procesa sobre todo muchos hidratos de carbono, en particular los MACs, que son carbohidratos accesibles a la microbiota que nosotros mismos no digerimos. Luego, producen sustancias interesantes para nuestra salud. También muchas sustancias bioactivas, como el resveratrol, la quercetina o el licopeno, son transformados por la microbiota para que nosotros las aprovechemos mejor
Otro de los sistemas en los que influye la microbiota es en el sistema inmune, ¿cómo lo hace?
Una microbiota saludable modula la función del sistema inmune haciendo que se programe de una forma vigilante, pero antiinflamatoria. Cuando hay desequilibrios de la microbiota, el sistema inmune lo detecta y genera una situación de inflamación. Por otro lado, la microbiota también forma parte de la primera barrera defensiva frente a los microrganismos patógenos, ayudando de esta manera al sistema inmune a luchar contra ellos.
¿Y en qué consiste ese nexo entre la microbiota y el sistema nervioso que adelantábamos anteriormente?
El eje intestino – cerebro consiste en la comunicación bidireccional entre el intestino y el cerebro. Una parte de esta comunicación depende de la microbiota, que fabrica diversas sustancias que regulan por ejemplo la función del nervio vago, que es como una autopista de la información entre el cerebro y el intestino. Por otro lado, se fabrican sustancias como neurotransmisores y ácidos grados de cadena corta, que regulan la función del sistema nervioso tanto periférico como central. ¡Pero, ojo! La famosa serotonina que se fabrica en el intestino no es la que llega al cerebro, puesto que no atraviesa la barrera hematoencefálica.
"Lo que no viene bien a nuestras propias células tampoco le gusta a nuestra microbiota"
Está demostrado que nuestros estados de ánimo influyen en la microbiota. ¿Cómo le afecta el estrés crónico?
Los factores estresantes crónicos de la vida moderna son muy perjudiciales para todo nuestro cuerpo, y por las vías de comunicación entre el cerebro, el sistema inmune, el endocrino… también afecta de manera negativa la función intestinal y trastoca la microbiota, no sólo a nivel intestinal, sino también a nivel oral. Así, el cambio de composición de la saliva que se produce en situaciones de estrés crónico favorece la gingivitis y la periodontitis, que son situaciones de desequilibrio de la microbiota oral que luego también puede afectar al intestino. Son por lo tanto múltiples las vías, siendo otra los malos hábitos que a menudo se tienen cuando estamos muy estresados.
¿Qué otros factores perjudican negativamente a la microbiota?
Lo que no viene bien a nuestras propias células tampoco le gusta a nuestra microbiota. Los productos ultraprocesados, el alcohol, el tabaco, el sedentarismo, estar comiendo a todas horas con un picoteo incesante entre las comidas principales, la contaminación atmosférica, los microplásticos, los xenobióticos (sustancias químicas como pesticidas, metales pesados…). Además, muchos fármacos desequilibran a la microbiota: los antibióticos son el ejemplo más obvio, pero también otros como por ejemplo los fármacos que reducen la secreción ácida gástrica.
Un estilo de vida saludable no sólo mejora nuestra salud general, sino que también asegura el bienestar de nuestra microbiota. En los casos en los que haya problemas con la flora intestinal, ¿qué pacientes pueden recurrir a un trasplante de microbiota fecal?
Actualmente, este procedimiento está reservado en la práctica clínica a los pacientes con un cuadro grave de colitis por Clostridioides difficile, una bacteria que puede sobrecrecer en algunos pacientes después de recibir antibióticos y que no siempre responde a los tratamientos habituales con antibióticos. Fuera de esta indicación, se realiza en el contexto de ensayos clínicos.
"Encontrar a una persona que no tome fármacos, que esté sano al 100%, y que tenga todos los análisis normales, no es tan fácil"
Vamos a acercar un poco más el transplante de microbiota fecal a nuestros lectores. ¿En qué consiste el procedimiento?
Básicamente, se recogen las heces de un donante sano, se analizan y se procesan para producir habitualmente cápsulas que luego se administran por vía oral o por colonoscopia a una persona con un problema de salud como el descrito o con otros trastornos en los que se está investigando.
¿Cualquiera de nosotros puede ser donante de microbiota fecal? ¿Cómo podríamos proceder para ello?
Es muy probable que no. Un donante de microbiota fecal debe estar sano, y se realizan diversos análisis para descartar diversas infecciones. Hoy no es obligatorio el análisis de la microbiota fecal para realizar la donación, pero claro, encontrar a una persona que no tome fármacos, que esté sano al 100%, y que tenga todos los análisis normales, no es tan fácil. Es más, los análisis deberían ser aún más estrictos, porque en algunos casos ha habido eventos adversos por presencia de bacterias patógenas que no se habían buscado de forma específica.