La dermatitis seborreica es un trastorno frecuente de la piel que principalmente afecta al cuero cabelludo, pero también puede afectar a zonas como la nariz o las cejas. La mala noticia es que es casi imposible erradicarla de forma permanente, pero varios tratamientos pueden mejorarla y mantenerla a raya.
“La dermatitis seborreica es una patología inflamatoria, a menudo ligada a la proliferación de un hongo llamado Malasezzia, en zonas del cuerpo ricas en glándulas sebáceas. Esta es la famosa "costra láctea" que ocurre en el cuero cabelludo de muchos bebés. También se manifiesta a menudo en la adolescencia, cuando las glándulas sebáceas se vuelven hiperactivas. Además, un alto porcentaje de adultos también se ven afectados, especialmente en momentos de estrés o fatiga intensa. El frío y la contaminación también son factores agravantes",explica la farmacéutica Belén Acero.
La dermatitis saborreica es un trastorno frecuente de la piel que principalmente afecta al cuero cabelludo
Algunos de sus síntomas más frecuentes son el enrojecimiento y el picor, los cuales provocan en muchas ocasiones la aparición de costras y descamación, lo que conocemos de manera común como caspa. Pero no debes preocuparte, pues esta afección no es grave, ni mucho menos contagiosa.
Su tratamiento es sencillo, bastará con utilizar un champú específico en torno a tres veces por semana durante al menos un mes y seguir el mismo procedimiento para mantenerlo, en este caso una o dos veces por semana.
PREVENCIÓN
La dermatitis seborreica es una patología de carácter crónico, por lo que no hay nada que la haga desaparecer para siempre, pero sí se puede evitar que surjan brotes. Para eso, lo ideal es utilizar un champú con ingredientes antifúngicos, como la piroctona olamina; antiinflamatorios y calmantes, como el pantenol; y queratolíticos, como por ejemplo el ácido glicólico.
Eso sí, hay que tener en cuenta que es fundamental dejar actuar el champú en el cuero cabelludo durante al menos un par de minutos, para que los activos tengan tiempo de hacer su función.
"Se recomienda encarecidamente no rascarse ni quitarse las costras con las uñas: se corre el riesgo de agravar el problema al propagar el hongo microscópico a las zonas no afectadas de la piel. Espaciar los lavados tampoco es aconsejable, hay que lavar frecuentemente para evitar el exceso de grasa, factor clave en esta patología. Por último, tampoco recomiendo el uso de champús con tensioactivos fuertes que puedan irritar, ni aplicar productos con aceites, como mascarillas y acondicionadores en el cuero cabelludo, si no hacerlo de medios a puntas", finaliza la farmacéutica.