Las imágenes que vemos reproducidas constantemente delante de nosotras, ya sea en internet o en campañas publicitarias, nos construyen de alguna manera u otra. Estos modelos físicos que se repiten una y otra vez marcan el canon de belleza e, inevitablemente, establecemos una comparación con ellos, ya que es lo que la sociedad aprueba y perpetua. Sin embargo, esos estándares conducen prácticamente en la mayoría de los casos a nuestra propia insatisfacción.
Podemos verlo en pacientes con TCA, en chicas jóvenes que odian su cuerpo o que tienen problemas a la hora de relacionarse con la comida, en todas esas personas que no dejan nunca de ‘estar a dieta’. Incluso quizá podamos apreciarlo en nosotras mismas. La presión estética hace que se nos olvide que “somos mucho más que un cuerpo”, como afirma Denisa Praje (@psidenisa), psicóloga especializada en trastornos de la conducta alimentaria, en ‘Tu cuerpo es para vivir’.
La experta pasa consulta y también se ha iniciado con fuerza en la divulgación en redes sociales para llevar más lejos su mensaje. Y, además, ahora llega a todas las librerías con su nuevo libro, con el que pretende que la sociedad “tome conciencia sobre la insatisfacción corporal y los comportamientos problemáticos que podemos llevar a cabo para intentar solucionarla”, explica en declaraciones para Estetic.
A Praje le “encantaría” que su libro llegase a las manos de “chicas adolescentes que empiezan a tener pensamientos y emociones desagradables relacionadas con su cuerpo y la comida”, pero también a “todas esas mujeres que quizás llevan toda la vida con problemas de este tipo”. Porque, lejos de ser un libro diagnóstico que pueda encasillar con etiquetas, aporta un “enfoque contextual, social y alejado del modelo de ‘enfermedad mental’” que trata de cuestionar a la lectora para que averigüe “por qué se mantiene el problema”.
“Nos estamos viendo desde los ojos de otros y valorándonos en base a lo estético”
En ‘Tu cuerpo es para vivir’, Denisa pone las cifras sobre la mesa. Si bien los TCA no son exclusivamente femeninos, sí que reflejan una mayor incidencia entre las mujeres, pues más del 90% de los pacientes con Trastornos Alimentarios son mujeres. La psicóloga nos cuenta que la construcción de la feminidad ha tenido mucho que ver en esto, pues “hemos aprendido que ser mujer y la feminidad tiene que ver con cultivar la belleza, ser finas, ocupar poco espacio, controlar los apetitos, complacer a los demás”.
Además, expone que “socialmente se nos ha cosificado y se ha reducido nuestro valor a nuestro cuerpo, lo que hace que nosotras, de forma implícita, también nos percibamos más como objetos que como sujetos”. Lo ejemplifica con la manera en la que nos autopercibimos, que siempre es “desde fuera” y de una manera “constante”. “Nos estamos viendo desde los ojos de otros y valorándonos en base a lo estético”, comparándonos con unos ideales que la sociedad ha construido para nosotras.
“Todos estos comportamientos que giran en torno al cuerpo y que tienen que ver con haber aprendido lo que significa ser mujeres en esta sociedad son un caldo de cultivo para los problemas de alimentación”, asegura Praje. Y es que existe un “factor cultural que lo empapa todo” y que es inseparable a la historia de cada mujer porque “esos aprendizajes se dan dentro de un contexto, de unos valores respecto al cuerpo y formas de alimentarse”. La psicóloga recuerda que “que sea aprendido no quiere decir que sea voluntario”.
“Que sea aprendido no quiere decir que sea voluntario”
Sin embargo, la población femenina vive especialmente inmersa en esa insatisfacción, y la incidencia de los TCA es alarmante, especialmente en adolescentes. El hecho de que haya niñas tan preocupadas por su imagen las convertirá en “más inseguras” y les resta tiempo para “ocuparse de otros asuntosque son importantes para su desarrollo, su bienestar o incluso su posición política como mujeres o como mujeres dentro de una clase social”.
Así que, más allá de la reivindicación de la diversidad corporal, la experta aborda la necesidad de restarle valor al cuerpo y a la belleza a nivel social, pues “los problemas de alimentación se mantienen principalmente por una sobrevaloración del cuerpo”. “Si el cuerpo no estuviese tan asociado a la importancia de la belleza, los TCA no existirían tal y como los conocemos”, señala Praje.
Como experta propone que puedan regularse los contenidos en las redes sociales, en publicidad y en la industria de la moda “a favor del bienestar de la población más vulnerable”. Además, sería positivo “financiar más investigación y de mejor calidad desde distintas disciplinas para poder dar respuestas a algunos asuntos y hacer aplicaciones gubernamentales”, concluye.