La llegada del verano rompe con nuestra rutina y hay que estar muy atentos para no volver de vacaciones con problemas bucales. Por tanto, es recomendable no desconectar del todo, ya que nuestra boca también merece especial atención en verano.
''Autoexplorarnos la boca cada semana es importante. Al igual que otras partes del cuerpo, deberíamos revisarnos a conciencia la boca. Cualquier lesión o herida que pueda aparecer, debe ser tratada lo antes posible para evitar que desemboque en problemas más serios y soluciones más costosas'', señala Daniela Carranza, odontóloga y co-directora de Instituto Profesor Sada.
¿Qué puede suceder si no llevamos una higiene bucal adecuada durante estos meses? Las noches de verano incrementan el consumo exagerado de tabaco, de alcoholes destilados y en general tóxicos, ya que afectan tanto a la salud en general como a la boca en particular y favorecen el desarrollo de enfermedades dentarias y de encías.
La llegada del verano rompe con nuestra rutina y hay que estar muy atentos para no volver de vacaciones con problemas bucales
''En contraposición a lo que pudiera parecer, las vacaciones implican salir de la rutina (preparar maletas, llegar a tiempo al aeropuerto, dejar el trabajo organizado antes de irnos de vacaciones...) y esto puede hacer que nos sintamos estresados. Como consecuencia e inconscientemente, tenemos gestos nerviosos y dañinos como la onicofagia (morderse las uñas), mordisqueo de lápices y bolígrafos, consumo excesivo de chicles y caramelos… Con el tiempo, todos esos hábitos acaban por ocasionar lesiones que afectan tanto a los dientes como a nivel de la articulación de la boca'', manifiesta la odontóloga.
Por otro lado, en verano es muy normal comer fuera de casa ya que frecuentamos restaurantes, chiringuitos... Por ello, es importante tener un cepillo siempre en el bolso y limpiarnos correctamente después de cada comida. Hay que evitar que los restos de comidas queden entre los dientes. Si nos saltamos algún cepillado, no hemos de olvidar utilizar una ayuda extra, enjuagándonos con el colutorio (no sustituye al cepillado).