El invierno es una de las estaciones más duras para la piel debido a los cambios bruscos de temperatura y al viento frío, por lo que se recomienda adecuar la rutina cosmética a las condiciones de esta época. La dermatóloga Cristina Eguren, directora de la clínica Eguren de Madrid, indica que ''el frío puede aumentar la pérdida transepidérmica de agua y, consecuentemente, la deshidratación de la piel. Así, una piel deshidratada envejecerá antes''.
Además de adaptar los cuidados de la piel, la doctora también recomienda seguir utilizando fotoprotección y aprovechar estos meses de menos luz para realizar tratamientos que estimulen sus mecanismos internos, para que esta luzca sana y bonita. En relación a estos últimos, hay que tener en cuenta que el dermatólogo es el médico especializado en el cuidado de piel y ''cada vez más colegas se forman y realizan tratamientos estéticos, lo que da más confianza a los pacientes'', señala la doctora Eguren.
En cuanto al perfil de persona que solicita este tipo de terapias, ''en la consulta hemos observado una mayor demanda en mujeres de entre 30 y 40 años que desean comenzar a cuidar su piel y su imagen, obteniendo resultados armónicos y naturales'', comenta la doctora y añade que ''dado que el paciente no solo desea mantener una piel joven, hemos dejado de hablar de anti-aging para comenzar a hablar de better-aging''.
El invierno es una de las estaciones más duras para la piel debido a los cambios bruscos de temperatura y al viento frío
La terapia con fluorescencia, tecnología utilizada por Kleresca, resulta una alternativa innovadora para el rejuvenecimiento de la piel y es uno de los tratamientos más solicitados en la clínica, ya que, según la doctora, ''ayuda a mejorar la calidad de la piel, estimulando sus procesos de reparación naturales, de forma no invasiva y muy cómoda''.
Así, inspirado en la fotosíntesis, Kleresca Skin Rejuvenation utiliza la fluorescencia para activar las células que producen el colágeno de la piel. La técnica utilizada consiste en aplicar un gel fotoconversor especialmente formulado sobre la piel del paciente, que debe colocarse bajo la lámpara de luz azul de Kleresca. Cuando la luz azul incide sobre el gel, los cromóforos contenidos en él convierten la luz en fluorescencia que penetra en la piel a diferentes longitudes de onda y estimula la producción de colágeno a nivel celular. Los estudios realizados demuestran un incremento de hasta el 400% en la producción de colágeno.
De esta manera, Kleresca Skin Rejuvenation reduce el tamaño de los poros, las arrugas finas y las cicatrices, dejando la piel revitalizada con un brillo natural. El resultado es una piel desestresada, que sigue mejorando después de la finalización del tratamiento.
Esta técnica se puede utilizar en el rostro, cuello, escote y manos, y su protocolo estándar es una sesión semanal durante cuatro semanas. La duración de la sesión es de nueve minutos bajo la lámpara, siempre bajo la supervisión de un especialista. Además, la terapia con fluorescencia no es fotosensibilizante, por lo que otra de las ventajas evidentes de Kleresca Skin Rejuvenation es que se puede aplicar en cualquier momento del año, incluso durante el verano, y es compatible con otros tratamientos.