Ahora que parece que el frío ha llegado es posible que hayas empezado a notar como tu piel se muestra más deshidratada, seca y con tirantez. No tienes de qué preocuparte, las bajas temperaturas son las principales causantes de esta situación.
Y es que, aunque es cierto que durante el invierno hacemos más planes “de estar en casa” y no tenemos que preocuparnos tanto de nuestro aspecto físico, lo cierto es que de alguna manera nos gusta vernos y sentirnos guapas.
Tal y como explican desde la Asociación para el Autocuidado de la Salud (ANEFP), el frío tiene un “efecto vasoconstrictor sobre la piel, lo que significa que disminuye el volumen de sangre que llega a la piel y, con ello, la cantidad de nutrientes”. Es por ello, que la notamos más debilitada.
Durante el invierno también nos debemos proteger del frio, el viento, la nieve o simplemente los cambios de temperaturas
Para combatir los efectos de las bajas temperaturas sobre nuestra piel es muy importante seguir una serie de recomendaciones. Al igual que en verano nos protegemos frente a la exposición del sol, durante el invierno también nos debemos proteger del frio, el viento, la nieve o simplemente los cambios de temperaturas.
Desde ANEFP establecen las siguientes recomendaciones:
Evitar las duchas y baños prolongados con agua caliente porque, paradójicamente, contribuyen a la deshidratación. Lo idóneo es una ducha rápida, con agua templada.
Hidratación la piel tras la ducha con cremas específicas que ayudan a mantener la piel en buenas condiciones.
Para las manos, usar cremas hidratantes específicas para las manos y, muy importante, el uso de guantes para protegerlas de las bajas temperaturas.
En cuanto a los labios, es muy importante mantenerlos siempre hidratados para evitar su tendencia a resecarse.
Es importante utilizar un calzado que mantenga nuestros pies calientes y bien ventilados, pero que no apriete hasta el punto de dificultar la circulación de la sangre.
Cuida la alimentación, intenta tomar productos ricos en vitamina C y antioxidantes, beber agua y evitar el consumo de alcohol y tabaco.
El cabello también sufre, para evitar que el cabello se quiebre, la hidratación a través de acondicionadores, mascarillas u otros tratamientos se vuelve imprescindible.