El verano, además de ser la mejor época del año (eso no tiene discusión) es también un tiempo en el nuestra piel sufre más de lo que a nosotros nos gustaría. Las elevadas temperaturas y los infernales rayos del sol, afectan a la tez provocando en ella efectos como la aparición de manchas, quemaduras o incluso posibles cáncer de piel. Es por estos mismos motivos, por los que se debería prestar más atención a su cuidado.
Sabemos lo complicado que es adaptarse a una rutina de cuidado, por eso queremos ayudarte y hemos hablado con profesionales que nos dan todas las claves.
“La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo. Es la primera defensa que tenemos para protegernos de posibles agresiones del exterior como infecciones o daños físicos como es el caso de la radiación ultravioleta”, explica la Dra. Araceli Sánchez Gilo, Jefa Asociada de Dermatología Hospital Universitario Rey Juan Carlos.
El verano es una estación de cambios y en consecuencia de ello, la piel sufre cambios para protegerse de la radiación solar. “El exceso de exposición solar de forma inmediata, puede causar quemaduras solares o reactivar enfermedades fotoinducidas como manifestaciones cutáneas del lupus u otras fotodermatosis. Además, la radiación solar de forma crónica puede causar efectos a largo plazo, como aparición de fotoenvejecimiento (manchas, arrugas, pérdida de elasticidad, etc.) y cáncer cutáneo”, explica.
Muchos dermatólogos insisten en la importancia de comenzar a cuidar la piel antes del aumento de las temperaturas o la misma exposición solar. Eso sí, es importante recordar que se debe hacer durante todo el año. “Además de llevar una dieta sana y equilibrada con ingesta de líquidos importante, sería recomendable dedicar más cuidados a la piel. Consejos para preparar nuestra piel para el verano serían usar geles o productos de limpieza no agresivos, realizando duchas cortas con agua templada y aplicar crema hidratante de forma generosa tras la ducha. Aumentar la ingesta de alimentos antioxidantes ricos en betacarotenos o incluso tomar complejos vitamínicos”.
Cuidar la piel durante el verano es fundamental para evitar problemas como las quemaduras, las manchas o incluso el cáncer de piel
¿Existen zonas más sensibles que otras? ¿Cada cuanto tiempo me tengo que aplicar el protector? Seguramente son preguntas que te has hecho en más de una ocasión. ¡Te traemos la respuesta que buscas! “El hecho de exponer al sol de forma crónica zonas como la cara, escote y dorso de manos, hace que estas zonas reciban más daño solar y sean más proclives a desarrollar manchas solares”, explica la dermatóloga.
“Los fotoprotectores se deben aplicar unos 30 minutos antes de la exposición solar y renovar cada 2 horas. Debemos renovar antes el fotoprotector en caso de bañarnos o de practicar deporte que implica una sudoración excesiva. Es importante aplicar la cantidad adecuada, cubriendo perfectamente toda la superficie corporal expuesta, sin olvidar nuca, orejas, escote, dorso de manos y pies. La cantidad de fotoprotección con la que se realizan los estudios para determinar el factor de protección es de 2mg/cm2 de piel”.
LA PIEL DE LOS NIÑOS
Que la piel de los más pequeños es más sensible que la de los adultos, es una realidad, por eso es importante cuidarla y mantenerla hidratada.
“La piel de los niños tiene características diferentes a las de los adultos, se trata de una piel más inmadura y suelen tener dermatitis atópica con más frecuencia. Se recomienda realizar una higiene diaria con duchas cortas con agua templada para retirar restos de suciedad, arena u otros elementos que pudieran contaminar la piel de los pequeños. Siempre usando productos de higiene suaves y adecuados para su edad y aplicando productos hidratantes hipoalergénicos. Se recomienda evitar la exposición solar directa en el primer año de vida, usando sombrillas, ropa, gorros, gafas. Independientemente de la edad, se debe evitar la exposición solar en las horas centrales de día, usando fotoprotectores pediátricos específicos para su edad.