¿Detestas el gimnasio? No importa, si no te gusta, no tienes por qué ir ya que existen numerosos recursos para no tener que pisar este tipo de instalaciones deportivas pero aún así mantenerse en forma. Eso sí, tendrás que cambiar el sofá y el sedentarismo por la actividad y el ejercicio.
No descuides tu alimentación y crea tu propio plan de rutina de ejercicios y notarás los resultados
Lo primero es buscar un hueco en tu agenda para poder dedicar tiempo al ejercicio. Las actividades que puedes desarrollar son muy diversas: bailan, caminar, nadar, subir escaleras... Ejercicios sencillos que podrás introducir de forma fácil en tu agenda diaria sin tener que acudir al gimnasio.
1. CREA TU PROPIO PLAN
Primero, determina qué entrenamientos te interesan y si deseas establecer una rutina de levantamiento de pesas, hacer footing o practicar algún deporte. Una vez que decidas sólo tienes que considerar dónde y cuándo puedes hacer ejercicio, y si necesitas equipo o no.
2. PROGRAMA TUS ENTRENAMIENTOS
Una rutina de ejercicio consistente es clave para ver los resultados. Tus entrenamientos deben servir como una parte importante y necesaria de tu día a día igual que cepillarse los dientes o llegar puntual al trabajo.
3. LOS ENTRENAMIENTOS... ¡EN CASA!
No necesitas hacer ejercicio en una espaciosa habitación para lograr un entrenamiento sólido. Un pequeño espacio de tu casa es suficiente para saltar, bailar o hacer ejercicios musculares. Para mantener tus entrenamientos variados y emocionantes utiliza algunos equipos básicos como una banda de resistencia, un banco plano, una esterilla de ejercicios antideslizante, una cuerda para saltar o un par de pesas.
4. CAMBIA TU TRAYECTO PARA IR AL TRABAJO
Intenta ir en bicicleta a la oficina unos días a la semana o camina 20 minutos hasta una parada diferente de transporte público. También puedes aprovechar las pequeñas oportunidades para estar más activo durante todo el día de trabajo, como caminar durante una llamada telefónica o estacionar más lejos de la oficina. Pero nuestro consejo favorito es que uses las escaleras en lugar del ascensor.
5. APROVECHA LOS ENTRENAMIENTOS AL AIRE LIBRE
La mejor parte del ejercicio al aire libre no es la vitamina D, sino el hecho de que hay infinitas posibilidades para tu sesión de sudor. Puedes correr por un sendero boscoso, caminar hasta un punto de vista deslumbrante, caminar con energía por el vecindario, jugar voleibol de playa, hacer yoga en un parque o unirte a un equipo deportivo.
6. APÚNTATE A ALGUNA CLASE
El hecho de que no ames el gimnasio no significa que no puedas participar en clases de entrenamiento regulares u ocasionales. Las clases grupales pueden ayudarte a mantenerte. Busca un campo de entrenamiento al aire libre, un programa de circuito o una clase de acondicionamiento que incluya una combinación de ejercicios cardiovasculares, levantamiento de pesas y entrenamiento básico o de flexibilidad.
7. Y LO MÁS IMPORTANTE... ¡NO DESCUIDES TU ALIMENTACIÓN!
El ejercicio regular, sin importar cuán desafiante sea, no dará resultados si no lo combinas con una nutrición adecuada y hábitos alimenticios inteligentes. Por eso, trata de reducir los alimentos azucarados, grasos y procesados y trata de alimentarte con porciones equilibradas de proteínas, granos integrales y verduras y frutas.