La llegada de la primavera es un momento de alegría y de nuevas ilusiones. Dejamos atrás el frío, los días se empiezan a iluminar con más horas de sol y la naturaleza florece a nuestro alrededor, renovando nuestras energías y estado de ánimo. Sin embargo, la primavera también trae consigo algunas consecuencias negativas que podemos mitigar con pequeños gestos diarios y, para ello, es importante saber cuáles son, cómo identificarlos y ponerles remedio para poder disfrutarla al máximo cuidándonos de manera sencilla, placentera y efectiva.
En este sentido, la astenia primaveral es un estado de ánimo que muchas personas experimentan con síntomas tales como sensación de cansancio, irritabilidad, ansiedad, e incluso pérdida de motivación, no tiene una causa médicamente descrita. Lo cierto es que llega en primavera, por lo que se suele relacionar con el cambio de las temperaturas, más hora de luz que obligan a nuestro organismo a re-modular sus ritmos circadianos del sueño, de actividad, horarios, etc.
Para evitar sus síntomas, debemos plantarle cara mediante tres enfoques.
-Emocional. Pensemos que es algo natural, que pasa cada año, que siempre termina y que no nos pasa solo a nosotros. Relativizarla es muy importante para que no pase mayor factura a nuestro estado de ánimo.
La primavera también trae consigo algunas consecuencias negativas que podemos mitigar con pequeños gestos diarios
-Físico. Practicar deporte al aire libre, dar paseos, pasar tiempo con amigos y familia nos ayudará a equilibrar nuestros niveles de cortisol, la llamada hormona del estrés, y a aumentar la serotonina, hormona de la felicidad. También podemos apoyar nuestra dieta incluyendo algún suplemento de vitamina C, zinc, jalea real o ginseng, de efectos notables sobre la energía de nuestro organismo.
-Cuidados. La primavera es un momento de grandes cambios para la piel, pasando de estar cubierta durante meses, a exponerse al sol con prendas propias de esta época. La piel, por tanto, está más blanca, y precisa de hidratación y nutrición, además de la protección solar adecuada, para afrontar estas primeras exposiciones sin quemarse. Además, cuidarnos y disfrutar haciéndolo repercutirá igualmente en nuestro estado de ánimo. Recordemos que, el hedonismo, de manera sana y sin llegar a extremos es muy positivo.
ALERGIAS Y PIEL
Lo cierto es que las personas que sufren de alergias en primavera conocen bien sus síntomas más comunes (tos, estornudos, irritaciones e inflamaciones de los ojos y el aparato respiratorio…), motivos y cómo afrontarlas gracias a la prescripción médica. Sin embargo, también la piel se muestra más reactiva y alterada y merece cuidados y consideraciones precisas.
El porcentaje de población afectada por alergia primaveral crece cada año, algo que parece estar estrechamente ligado a los cambios climáticos y el aumento de la contaminación ambiental que sufrimos a nivel global, particularmente destacable en los entornos urbanos.
La piel se muestra más reactiva y alterada y merece cuidados y consideraciones precisas
La piel puede por tanto mostrarse irritada, es nuestro órgano más grande y más expuesto, y la alta carga de alérgenos del ambiente que se posan en ella, pueden despertar su respuesta inflamatoria de defensa, que sentimos con una intensa sensación de ardor, rojeces, prurito… Sobra decir que cuando sentimos picor en la piel, evitar rascarse es casi imposible. Hacerlo puede agravar el problema y desembocar en ronchas, arañados y un debilitamiento, incluso rotura, de la capa protectora natural de la piel, y con ello, la entrada de gérmenes que pueden crear infecciones.
Sabemos que cuidar la piel es un gesto básico, diario y universal independientemente de la época del año. Pero ante esta realidad primaveral, y para minimizar al máximo la reactividad de la piel ante los alergenos y desencadenar toda la serie de reacciones que hemos visto, reforzar la función barrera con el exterior es clave.
Por ello, Bio-Oil es el aliado en primavera para: nutrir e hidratar la piel, imprescindible para ayudar a mantener su fuerza y equilibrio y enfrentar mejor los envites propios de los alérgenos y contaminantes; crear una barrera literal, gracias a sus porcentajes de activos oclusivos que evitan que los alergenos se posen en ella y la irriten; evitar el picor propio de la piel irritada y/o alérgica; y reparar la piel debilitada de la zona naso-bucal por los continuos estornudos.