¿Has sentido que tu piel en algún momento estaba más roja de lo normal? O por el contrario, ¿te parece que tienes un tono de piel amarillento? Tranquila, hoy resolvemos todas tus dudas y te contamos a que se debe cada color de piel. La piel del rostro se caracteriza por mostrar nuestro estado de salud y de ánimo. Hay situaciones en las que la piel adopta un color más rojizo, azulado, amarillento o incluso en ocasiones verdoso.
La Dra. Ana Molina, médico especialista en dermatología, tricología y estética, explica en su libro “Piel Sana, piel bonita” las diferencias que podemos encontrar entre un rostro u otro y a que se debe.
Si sientes que tu piel esta rojiza, entonces es probable que la causa venga de una dilatación temporal de los vasos sanguíneos, como sucede en una inflamación o quemadura de la piel. “También puede deberse a una dilatación permanente, como pasa en los pacientes con rosácea o que abusan del alcohol. En las anemias pasa todo lo contrario, la piel se vuelve pálida porque falta hemoglobina.
Seguramente que en más de una ocasión habrás visto la piel azulada o amoratada por el frio. Este color aparece cuando baja la oxigenación de la sangre, es decir, lo que conocemos como cianosis. Suele aparecer con el mal de altura o con el frio, aunque también es muy frecuente observarlo tras la toma de algunos fármacos que provocan depósitos de pigmento en la piel, como aquellos que contenían plata y que ya están prohibidos.
"El tono de la piel determina el estado de salud de la persona. Tenerla con un tono azul simboliza la falta de oxigeno en la sangre"
¿Y el amarillo? El estrés, consumir demasiado productos con carotenoides como las frutas o las verduras, el miedo… son algunos de los factores que influyen para que la piel se ponga de color amarillo. Esto puede provocar que suban los niveles de bilirrubina sobre todo en personas que padecen síndrome de Gilbert y su piel se pone amarilla ante situaciones de ejercicio intenso, estrés o falta de sueño.
Posiblemente, el color verde sea uno de los que más miedo de. Es uno de los tonos menos frecuentes de la piel y en muchas ocasiones lo relacionan con el tabaco. También es frecuente que aparezca en personas que usan demasiados cosméticos.
El color marrón puede que sea uno de los más habituales, sobre todo cuando se acerca el final del verano y se luce una piel bronceada. Este color se produce cuando el cuerpo pasa tiempo expuesto al sol y se produce melanocitos. Además, también puede aparecer en alteraciones hormonales como la enfermedad de Addison o en trastornos en los que se produce un acúmulo de hierro.