Solo un 5% de la población sacaría un sobresaliente a la hora de utilizar el protector solar. Por ello, Begoña Gómez, experta en tratamiento de Yves Rocher, nos enseña cómo sacar matrícula de honor.
1. El último paso cosmético. El orden correcto, como señala la experta, es ''extender el sérum, la crema hidratante habitual, el contorno de ojos y el protector solar. Un día al aire libre no implica descuidar la rutina cosmética''.
2. 20 minutos antes. ''Salvo que se trate de un filtro físico, que comienza a actuar en el momento mismo de la aplicación, los fotoprotectores químicos necesitan este plazo para que la piel los absorba del todo y se produzca el efecto protector'', alerta Begoña.
3. 2 mg de producto por centímetro de piel. Es la dosis necesaria para que sea verdaderamente efectivo. Sería el equivalente a seis cucharadas de café para rostro y cuerpo. Como señala la experta, ''si un envase de 200 ml te dura más de 10 días, es que lo estás haciendo mal''.
Los párpados y el dorso de los pies y de las manos también necesitan protección
4. Nunca sobre la piel mojada. La explicación nos la da Begoña Gómez: ''las gotas de agua actúan como una lupa y aumentan el riesgo de que se produzcan quemaduras. Además, el producto no se puede extender correctamente''.
5. Zonas críticas. La espalda no es la única parte del cuerpo que suele quedar desprotegida. Como recuerda Begoña, ''el miedo a manchar el pelo hace que a menudo ''olvidemos'' extender el producto en las orejas o la parte alta de la frente''. Los párpados y el dorso de los pies y de las manos también necesitan protección.
6. Dos horas es el tope. Aunque no te hayas bañado ni hayas sudado, hay que reaplicar el protector solar. ''Pasado ese tiempo pierde eficacia'', añade la experta.
7. Cuidado con los términos wáter ressistant o waterproof. Como explica Begoña, ''indican que el producto no pierde eficacia dentro del agua, pero independientemente de ello, hay que volver a extender el protector solar después de cada baño una vez se seque la pie''.
8. Y con los sprays. Es el formato preferido por su practicidad, y aunque es cierto que son más fáciles de aplicar y llegan a cualquier rincón, tienen menos poder de permanencia. Las cremas y las leches son más resistentes al agua y al sudor. Begoña Gómez aconseja ''extender una buena cantidad y reaplicar cada dos horas''.