Con la llegada de los meses de calor, aumenta el índice de los rayos UV, y por consiguiente, también lo hace el riesgo de desarrollar cáncer de piel. Desde la Academia Española de Dermatología y Venereología(AEDV) alertan de que su incidencia ha aumentado un 40% en los últimos años, llegándose a diagnosticar 78.000 nuevos pacientes anualmente. Para estar alerta y sospechar de cualquier síntoma, es importante conocer sus diferentes manifestaciones, que puede variar desde el melanoma al carcinoma basocelular o el carcinoma espinocelular.
¿QUÉ ES EL CARCINOMA ESPINOCELULAR?
El carcinoma espinocelular, también conocido como carcinoma epidermoide, es una forma común de cáncer de piel que se origina en las células escamosas. Estas se localizan en la epidermis, la capa más externa de la piel, y su proliferación anormal suele producirse en las áreas más expuestas al sol, como son el rostro, las manos, los brazos o el cuello, pero también puede aparecer en cualquier otra zona del cuerpo. Se trata del segundo cáncer cutáneo más incidente, por detrás del carcinoma basocelular.
El carcinoma espinocelular se presenta como una úlcera abierta, una verruga o una placa roja y de tacto escamoso o áspero, de bordes irregulares
Este tumor se origina en los queranocitos del tejido cutáneo o de las mucosas y, a diferencia del carcinoma basocelular, puede extenderse por la sangre o los ganglios, así que si no se detecta a tiempo, puede llegar a convertirse en metástasis y ser potencialmente mortal. Sin embargo, con una detección temprana y el tratamiento adecuado, es posible mejorar el pronóstico.
SÍNTOMAS
Los síntomas del carcinoma espinocelular dependen del grado en el que se encuentre la enfermedad y de la localización del tumor. No obstante, en las fases más tempranas la aparición de una lesión en la piel es el síntoma más identificativo. Esta lesión puede presentarse como una úlcera abierta, una verruga o una placa roja y de tacto escamoso o áspero, de bordes irregulares. Con el paso del tiempo, lo más probable es que la mancha aumente en tamaño y profundidad, pasando a afectar también a los tejidos subyacentes. También es probable que con la evolución de la enfermedad, se presente dolor en la zona.
CAUSAS Y FACTORES DE RIESGO
Como en todos los tipos de cáncer de piel, la exposición solar es el factor de riesgo más destacado. Las personas con fototipo de piel claro tienen un mayor riesgo de desarrollar carcinoma espinocelular debido a la menor cantidad de melanina en su piel, es decir, cuentan con un mecanismo de protección natural frente al daño solar más débil. La utilización de las cabinas de bronceado, una fotoprotección insuficiente o haber sufrido quemaduras de piel en algún momento son causas que también están detrás de la aparición del carcinoma espinocelular.
Por otro lado, las personas que han recibido tratamientos de radioterapia en el pasado pueden tener una mayor probabilidad de desarrollar este tipo de carcinoma en las áreas tratadas. Asimismo, la existencia previa de lesiones precancerosas en la piel, como la queratosis actínica, o de algunas condiciones genéticas, como el xeroderma pigmentoso, se han estudiado como posibles causas.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
Aunque las personas con fototipo de piel claro pueden tener un mayor riesgo de desarrollar carcinoma espinocelular, esto no quiere decir que las que presentan fototipos oscuros no puedan tenerlo. De hecho, es más fácil de detectar en personas con fototipos de piel claro porque la presencia de la lesión se hace más evidente, así que no se puede bajar la guardia en ningún caso. Para estar alerta, conviene que cada persona se realice un autoexamen de la piel, tratando de identificar nuevos manchas o posibles cambios de color, tamaño y forma en las ya existentes.
Ante cualquier sospecha, la recomendación es acudir al dermatólogo para que pueda ofrecer su valoración clínica. Además, lo ideal es que este especialista nos haga un chequeo anual para que revise la evolución de nuestras lesiones cutáneas. Cabe recordar que el diagnóstico temprano del carcinoma espinocelular mejora significativamente las opciones de tratamiento y el pronóstico.
El carcinoma espinocelular es el segundo tipo de cáncer cutáneo más frecuente
Existen varios tratamientos para el carcinoma espinocelular, en función de la fase en la que se encuentre. El más común y empleado en estadios tempranos es la intervención quirúrgica de extirpación del tumor, para ello puede recurrirse a la cirugía de Mohs. Consiste en la eliminación del tumor capa por capa, examinando cada una de ellas bajo el microscopio hasta que no se detecten más células cancerosas. De esta forma, es posible eliminar por completo el tumor y minimizar el daño al tejido cutáneo circundante.
En estadios más avanzados, se puede recurrir a la radioterapia con el objetivo de destruir las células cancerosas. Otras vías de tratamiento comprenden tratamientos tópicos con ingredientes quimioterapéuticos para aplicar en lesiones pequeñas y bien delimitadas en la piel escamosa o en pieles más sensibles. También se encuentra la terapia fotodinámica, técnica que combina un medicamento fotosensibilizante con una fuente de luz para destruir las células cancerosas.