El cáncer de testículo es uno de los cánceres más comúnmente diagnosticados en hombres jóvenes, particularmente entre las edades de 30 a 39. Según los datos de la Sociedad Americana de Oncología Clínica, en el año 2020, se estimaron 3,100 casos nuevos de la enfermedad en el grupo etario de 30 a 39 años y 3,000 casos nuevos en el grupo etario de 20 a 29 años.
El cáncer se origina cuando las células cancerosas comienzan a crecer sin ningún tipo de control. “El cáncer testicular es una proliferación de células que comienzan en los testículos. Los testículos se encuentran en el escroto. El escroto es un saco de piel flácida que se encuentra debajo del pene”, explican desde Mayo Clinic.
Existen diferentes tipos de tumores. En el caso del cáncer de testículos se pueden diferenciar dos grupos: seminomas y no seminomas.
Seminomas. Representan alrededor del 50% de los tumores germinales. Normalmente suele afectar a los hombres de entre 40 y 50 años y que se caracteriza por el crecimiento lento y por poderse propagar de los testículos a los ganglios linfáticos.
No seminomas. Suelen aparecer durante la tercera década de la vida. Se pueden diferenciar diferentes tipos: carcinoma embrionario, el teratoma maligno, el coriocarcinoma y el tumor de saco vitelino.
¿CÓMO DETECTARLO?
El primer y principal síntoma suele ser la aparición de una protuberancia o bulto en uno de los testículos. Estos pueden ir acompañados de otros síntomas como sensación de pesadez en el escroto, dolor sordo en la parte baja del abdomen o en la ingle, hinchazón repentina en el escroto, dolor o molestia en un testículo, agrandamiento o sensibilidad del tejido mamario y dolor de espalda.
Entre el 1 y el 3% de los pacientes con tumores germinales tienen historia familiar de cáncer de testículo, lo cual sugiere un componente hereditario
Se desconoce la causa concreta del cáncer de testículo, aunque se han identificado una serie de factores de riesgo. Desde la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) el principal factor de riesgo es la criptorquidia, que es la falta del testículo hasta el escroto durante los primeros años de vida. Los hombres con criptorquidia tienen mayor riesgo de presentar cáncer tanto en el testículo no descendido como en el descendido.
Entre el 1 y el 3% de los pacientes con tumores germinales tienen historia familiar de cáncer de testículo, lo cual sugiere un componente hereditario.
PREVENCIÓN
En términos generales no existe ninguna forma de prevenir el cáncer de testículo. Además, desde la SEOM recuerdan que “no está recomendada realización de exploraciones o pruebas rutinarias para diagnosticarlo de forma precoz en la población general, dado que es un tumor poco frecuente, de fácil diagnóstico en estadios iniciales y de buen pronóstico”.
PRUEBAS DE DIAGNOSTICO
En el momento en el que se note un bulto o una protuberancia en uno de los testículos se debería acudir al médico. Entre las principales pruebas que se realizaran se encuentran: analítica general, ecografía del testículo, tomografía axial computerizada del tórax, abdomen y pelvis.
Además, en otros casos también se pueden pedir un TAC o resonancia nuclear magnética, un PET tomografía por emisión de positrones o una gammagrafía ósea.