El bótox es el aliado perfecto para aquellos que quieren hacerse un pequeño retoque en alguna parte de su cuerpo; además, unas nuevas investigaciones han descubierto que podría solucionar el problema del bruxismo, que es un hábito inconsciente de apretar y rechinar los dientes, que tienen algunas personas y que puede ocasionar dolores de cabeza, de mandíbula o insomnio.
El bótox, conocido formalmente como toxina A onabotulinum, es una inyección que puede evitar que los músculos se contraigan.
Este método es mayormente conocido por su uso estético ya que se puede aplicar en los músculos faciales, principalmente entre las cejas y alrededor de los ojos, para reducir la aparición de las líneas de expresión y las patas de gallo.
El bótox es el aliado perfecto para aquellos que quieren hacerse un pequeño retoque en alguna parte de su cuerpo
Además, también se puede utilizar para una serie de afecciones médicas, que incluyen migraña, vejiga hiperactiva y rigidez muscular. Pero… ¿podría tratar, de verdad, el problema del bruxismo?
Un estudio publicado en la revista Neurology, ha intentado disipar dudas sobre este tema.
En este caso, el estudio se centró en 22 personas que sufrían bruxismo. Los participantes pasaron una noche en un laboratorio, donde los investigadores controlaron el rechinamiento de sus dientes.
Al día siguiente, 13 de los sujetos fueron aleatorizados para recibir bótox, mientras que los otros recibieron una inyección de placebo. Las inyecciones se administraron a los músculos temporales y maseteros, los que usamos para masticar.
Alrededor de 4-8 semanas más tarde, se les pidió a los sujetos que pasaran otra noche en el laboratorio, y los investigadores volvieron a evaluar sus síntomas de bruxismo.
Según el equipo, las personas a las que se les administró la inyección de placebo no tuvieron mejoras en el rechinar o apretar los dientes, pero los que recibieron bótox mostraron síntomas de notable mejoría.
Además, a los que se les inyectó bótox experimentaron una reducción en el dolor, sin embargo, no hubo cambios en la gravedad del dolor para los que recibieron las inyecciones de placebo.
En cuanto a los efectos secundarios, los investigadores informan que no hubo problemas adversos, pero que dos de los participantes notaron un ''cambio cosmético'' en sus sonrisas, pero no se revela si estos ''cambios'' fueron para bien o para mal.
En general, el equipo concluye que el bótox ''mejoró de forma segura el bruxismo''.
Sin embargo, el doctor William G. Ondo, del Hospital Metodista de Houston en Texas, señala que no se puede concluir que el bótox sea un tratamiento viable para solucionar el problema del bruxismo ya que el estudio solo se centró en 22 pacientes.