Con el paso de los años hacerse tatuajes se ha ido normalizando. Si bien antiguamente se asociaban a las clases bajas o sometidas, ahora se han convertido en una forma de decorar el cuerpo y de llevar con nosotros mismos diseños que nos representan por algún motivo.
Pero al igual que ha crecido este ‘boom de la tinta’, hay quien se arrepiente de alguno en concreto y decide recurrir a su borrado. Desde Estetic.es ya hemos hablado sobre las técnicas más utilizadas en la actualidad para la eliminación de tatuajes, como son el láser, la dermoabrasión o, en el peor de los casos, la extirpación quirúrgica. Pero, ¿qué daños pueden ocasionar a la piel? Hoy te lo contamos.
PROBLEMAS PARA LA SALUD
Eliminar un tatuaje de la piel es una decisión personal y aunque últimamente es una práctica común, existen algunos riesgos que deben ser considerados antes de tomar cualquier decisión. El daño a la piel es el mayor de ellos, ya que el láser o la abrasión empleados pueden generar quemaduras y cicatrices, ampollas, enrojecimiento, hinchazón e incluso sangrado de la piel.
De hecho, si el láser no se utiliza correctamente o si se sobrepasa el área de tratamiento, puede causar daños permanentes. Además, algunos pacientes pueden experimentar una reacción alérgica al pigmento del tatuaje, especialmente si se ha utilizado tinta de baja calidad. Esto puede provocar irritación, picazón y enrojecimiento en la piel.
Los tatuajes más antiguos y en tintas oscuras son los más fáciles de eliminar
Otro riesgo potencial de la eliminación de tatuajes es la infección. El procedimiento de borrado implica la creación de una herida en la piel, lo que aumenta el riesgo de infección si no se trata de la manera adecuada. Para evitarlo, es importante seguir las instrucciones del médico manteniendo la herida limpia y cubierta hasta que se cure por completo.
A la hora de borrar un tatuaje es característico experimentar dolor, especialmente si se utiliza el láser. Aunque los médicos pueden administrar anestesia local para reducirlo durante el procedimiento, el dolor persistirá después, durante su curación. Pero además de estos riesgos físicos, también pueden desarrollarse algunos traumas emocionales, ya que el borrado puede dejar manchas o cicatrices indeseadas.
Por otro lado, hay que tener en cuenta el tipo de tatuaje que queremos borrar, ya que hay algunos más fáciles de borrar que otros. En concreto, contra más reciente es el dibujo, más difícil será de eliminar porque la tinta es más reciente. Asimismo, los tonos claros son menos sensibles al láser, así que también será más complicado hacerlo desaparecer. Por lo tanto, si quieres borrarte un tatuaje te recomendamos acudir a centros profesionales para minimizar riesgos y dejar nuestra salud en manos de profesionales.