Tener una sonrisa blanca y perfecta es el deseo de muchas personas, pero ¿qué pasa cuando ese objetivo se convierte en una obsesión? La blancorexia, que es como se conoce esta ''patología'', es el deseo u obsesión por conseguir un blanco flúor en los dientes, y es más frecuente entre los 30 y 50 años.
Según Daniela Carranza, odontóloga y co-directora de Instituto Profesor Sada, ''el grado de blanco que se pude alcanzar (3 o 4 tonos) está condicionado por la mineralización o la textura del esmalte y también por la cantidad de dentina secundaria o terciaria''.
En este sentido, destaca la experta, el blanqueamiento actúa bajando el croma del diente y aumentando su luminosidad y está condicionado por el diente; no lo decide ni el dentista ni el paciente, por lo que llegar a aclarar 8 tonos como algunos pacientes desean, muchas veces es algo imposible. Conseguir ese blanco nuclear solo se puede conseguir con carillas o fundas.
La blancorexia, que es como se conoce esta ''patología'', es el deseo u obsesión por conseguir un blanco flúor en los dientes, y es más frecuente entre los 30 y 50 años
¿A quién afecta más la blancorexia? ''En la actualidad podríamos afirmar que se realizan blanqueamientos dentales por igual en hombres y mujeres. Hemos podido comprobar que cuanta más edad tiene el paciente, el color dental se presenta más oscurecido o amarillento, por lo que el resultado final es mucho más notable que en pacientes muy jóvenes'', subraya la odontóloga.
SÍNTOMAS DE LA BLANCOREXIA Y TRATAMIENTO
Suelen insistir en rebajar el tono blanco más de la cuenta, acudir a la consulta con más frecuencia con cualquier excusa para pedir más blanqueamientos o soluciones al color de sus dientes…
''Nosotros por mucho que podamos perder un cliente, rechazamos los blanqueamientos excesivos y frecuentes. En mi opinión, uno de los imprescindibles de la belleza es una bonita y cuidada sonrisa, teniendo siempre presente la naturalidad. En la actualidad las ''sonrisas falsas'' sufren rechazo y debemos encontrar el equilibrio estético siempre'', detalla Daniela Carranza.
En cuanto al tratamiento, está en los odontólogos profesionales hacer ver a las personas que padecen blancorexia que no es bueno para su salud bucodental y rechazar realizarles el servicio. ''Más allá de eso, entiendo que, si la obsesión se convierte en un trastorno, tendrá que acudir a algún profesional de la psicología'', concluye la doctora.