Durante el embarazo es inevitable que surgan dudas respecto a prácticamente todo, pero la alimentación suele ser de las más importantes. Al final nuestra alimentación, se traducirá en el bienestar de nuestro bebé.
Es por ello que entran en juego los suplementos alimenticios. En este sentido, uno de los más destacados es el ácido fólico, una vitamina prioritaria para nuestro organismo que ayuda a prevenir algunos problemas y necesaria para garantizar el correcto funcionamiento del cerebro, del sistema nervioso y también para la producción de glóbulos rojos.
Algunas de las verduras ricas en ácido fólico son: espinacas, rúcula, brócoli, o alcachofas
Además, durante esta etapa, su principal función es la de proteger al feto y contribuir a una correcta formación del cerebro y la médula espinal que se forman durante el primer mes.
Algunas de las verduras ricas en ácido fólico son: espinacas, rúcula, brócoli, o alcachofas. También está presente en cereales integrales como la avena, el arroz o la quinoa; y en frutas como el aguacate o el plátano.
DÉFICIT DE ÁCIDO FÓLICO
Si necesitas saber si tus niveles de ácido fólico son bajos, la forma más segura es a través de un análisis de sangre.
De todos modos, si presentas algunos de estos síntomas, es muy probable que necesites un suplemento de esta vitamina:
Dolores de cabeza y mareos
Palidez extrema en la piel
Náuseas, vómitos y diarreas
Falta de concentración y pérdida de memoria
Sensación permanente de cansancio y tensión muy baja
Irritación y dolores corporales