Tapar a toda costa los poros de nuestra piel o incluso intentar que desaparezcan, es algo que hacemos todas. Pero lo cierto es que, tal y como explica la cosmetóloga Esther Moreno de EM Studio, “sin estos poros nos moriríamos, porque la piel no podría termo regularse y tampoco podría expulsar el sebo necesario para generar el manto hidrolipídico que protege e hidrata la piel, algo tan importante como el ‘caldo de cultivo’ en el que se aloja la microbiota de la piel".
Este miedo casi incontrolable viene, en la mayoría de los casos debido a los mitos que se han generado alrededor de los poros. ¿Cuáles son?
“Partamos de la base de que cada persona nace con un número de poros que ni aumenta ni disminuye en toda la vida”, explica Esther Moreno. Y es que, en contra de lo que muchas personas piensan, esto viene determinado de forma genética y "no varía desde que naces hasta que mueres".
La higiene juega un papel importante en la obstrucción del poro
¿Alguna vez has escuchado la expresión 'poros abiertos'? Este es otro de los mitos más extendidos, ya que “los poros no son puertas ni ventanas, no se abren ni se cierran. Tienen un tamaño que puede variar en función de las secreciones de la piel en cada momento y de cómo esté cuidándose esa piel, pero ni se abren ni se cierran”.
La mayoría de las veces está en nuestra mano, pues la higiene juega un papel importante en la obstrucción del poro, “igual que mojarte el pelo en la ducha no es lavártelo, mojarte la cara con agua no es lavarla. La piel requiere que retiremos suciedad de maquille, la acumulación de células muertas, las partículas externas como las medioambientales (polución) o los restos de productos cosméticos, entre muchas otras.”
Por esta razón es tan importante la doble limpieza, un método para limpiar la piel dos veces: “primero, utilizamos un limpiador a base de aceite, porque la grasa se va con grasa, y a continuación con un limpiador de base acuosa”, explica la cosmetóloga.
Es un paso muy importante en nuestra rutina 'beauty', ya que cuando un poro está obstruido no hay canal de salida de las secreciones, por lo que se acumulan y se inflaman favoreciendo la aparición de granitos y puntos negros.