Después del confinamiento y ya en la desescalada, algunas pieles notan que tienen falta de hidratación, luminosidad y tonificación en el rostro.
La ''cara-cansada'' post-cuarentena es un síntoma común y el tratamiento Skinboosters de Galderma se impone como uno de los favoritos para tratar y recuperar la piel en las clínicas de medicina estética que ya han abierto sus puertas.
Después del confinamiento y ya en la desescalada, algunas pieles notan que tienen falta de hidratación, luminosidad y tonificación en el rostro
¿Los motivos? Es un tratamiento (no una mesoterapia) que hidrata en profundidad, gracias a microinyecciones de un gel de ácido hialurónico estabilizado que no aporta volumen, sino que repone y mantiene los niveles de hidratación natural; aumenta la firmeza, la elasticidad, la jugosidad y la luminosidad de la piel; redensifica y suaviza imperfecciones y arrugas; mejora la textura cutánea, combatiendo la rugosidad y la sequedad; y ofrece efectos que se prolongan en el tiempo.
Aunque se perciben resultados de mejora de la calidad de la piel desde la primera sesión, la pauta de tratamiento Skinbossters de Galderma más habitual son 3 sesiones de arranque y, como mantenimiento, una sesión cada 6 meses y cada 4-6 meses, respectivamente.
Los efectos, según han demostrado diferentes estudios clínicos, se mantienen hasta 12 meses después del tratamiento inicial.