Estamos expuestos continuamente a factores que favorecen la aparición de las arrugas: el paso del tiempo, el sol, la contaminación ambiental, los cambios de temperaturas que resecan la piel, una incorrecta ingesta de agua, malos hábitos como el tabaco y la repetición de algunas expresiones faciales contribuyen a la pérdida de elasticidad de los tejidos. Y esto es algo de lo que ni siquiera nos libramos de noche.
Mientras dormimos, solemos apoyar el rostro en la almohada. Por mucho que adoptemos posturas boca arriba, nuestro cuerpo nos voltea inconscientemente y terminamos estrujando nuestra piel contra la cabecera, con las sábanas llenas de pliegues que dejan huella en nuestra piel. Seguro que más de una vez te has despertado con marcas en el rostro que tardan largos minutos en desaparecer…
Pues bien, cuando permanecemos horas y horas con la piel arrugada, noche tras noche, los pliegues van afectando a nuestra piel, ocasionando lo que conocemos como arrugas del sueño. Se trata de rugosidades que aparecen por la fricción y compresión constante del tejido cutáneo, que poco a poco van moldeando la piel por la reducción de la microcirculación sanguínea. Esto impide la correcta oxigenación y llegada de nutrientes a las células de la zona, por lo que la piel afectada va perdiendo elasticidad y firmeza.
“Aunque en la clínica tratemos las arrugas de expresión, cuando alisamos las arrugas de la frente, sigue quedando esa arruga vertical"
Sin embargo, hay métodos para que podamos dormir tranquilos y sin preocuparnos de que nos aparezcan estas temidas arrugas. Se trata de las almohadas antiarrugas, con diseños ergonómicos que previenen nuestro envejecimiento mientras dormimos. ¿Quieres saber cómo son y cómo funcionan? ¡Te lo contamos!
ALMOHADAS ANTIARRUGAS
Las arrugas que nos aparecen por la postura que adoptamos mientras dormimos no son del todo inevitables. Hay una solución más allá de la cosmética, que tiene que ver con las almohadas que usamos para dormir. Son las almohadas antiarrugas y aunque existen distintos modelos, todos ellos se centran en lo ergonómico para favorecer que nuestro sueño sea boca arriba. Para ello, presentan una hendidura en la zona cervical, para que nuestro cuello se encaje de forma cómoda y con una posición correcta que además de arrugas, evita dolores de espalda.
Algunos diseños alargan la almohada desde el cuello hasta los brazos para evitar que nos giremos si tenemos tendencia a ello. Pero si dormimos de lado, algunos otros modelos presentan un hueco para que podamos apoyar la frente y el mentón sin preocuparnos. Suelen estar con tejidos viscoelásticos y se les pueden colocar fundas hechas con seda o satén, que son textiles más suaves y lisos, con menor tendencia a generar pliegues.
Las mujeres comienzan a perder colágeno progresivamente a partir de los 25 años
La dermatóloga Paloma Borregón(@dra.paloma.borregon) ha explicado a través de Instagram cómo nos ayudan las almohadas antiarrugas, ya que estas rugosidades del rostro no suelen desaparecer con los tratamientos para alisar la piel: “Aunque en la clínica tratemos las arrugas de expresión, cuando alisamos las arrugas de la frente, sigue quedando esa arruga vertical que no es más que de dormir, igual que nos salen en la zona de la mejilla y la mandíbula”.
Por lo tanto, la prevención es clave cuando hablamos de las arrugas del sueño. Las almohadas antiarrugas nos ayudarán “evitando que la cara se aplaste cuando dormimos”. Adicionalmente, debemos complementar su uso con una rutina de cuidado diario, limpiando bien la piel y aplicando cremas hidratantes y nutritivas que favorezcan la producción natural de colágeno y elastina en los tejidos, las proteínas responsables de aportar firmeza y elasticidad que vamos perdiendo poco a poco a partir de los 25 - 30 años.