Cada vez son más las mujeres que desean prevenir y corregir la flacidez y el descolgamiento de su piel sin pasar por el quirófano o aplicando tratamientos que no impliquen una larga recuperación.
Uno de los tratamientos médico-estéticos menos invasivo para combatir el paso de los años son los hilos tensores o suturas, que permiten estirar la piel y recuperar la forma del óvalo facial, aunque para ello hay que elegir cuáles escoger.
Según la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), los hilos tensores, también conocidos como 'hilos mágicos', son cada vez más demandados por los pacientes para producir un efecto tensado del rostro sin necesidad de intervención quirúrgica. Se trata de una de las novedades cada vez más presentes entre las técnicas de rejuvenecimiento sin cirugía.
En la actualidad, este método es uno de los procedimientos más efectivos, ya que elimina las arrugas, desaparece la temida papada y levanta zonas del rostro que con los años tienden a hacerse flácidas como son las mejillas y los párpados.
Los hilos tensores son filamentos que se colocan a nivel subdérmico, es decir, por debajo de la piel con la finalidad de recolocar los tejidos grasos faciales
Esta técnica también puede aplicarse en otras partes del cuerpo como glúteos, brazos, piernas y abdomen, en estos casos la idea es contrarrestar la celulitis, levantar y reafirmar estas áreas.
En efecto, los hilos tensores son filamentos que se colocan a nivel subdérmico, es decir, por debajo de la piel con la finalidad de recolocar los tejidos grasos faciales.
Otra de las cuestiones que remite en los interesados, es el hecho de si los efectos son realmente visibles a corto plazo o hay que dejar pasar un poco más de tiempo para observar los resultados.
Y es que, los hilos tensores se colocan uno a uno, generalmente entrelazados en forma de una malla que favorece la producción de colágeno, por lo que los efectos son visibles de manera relativamente rápida, gracias al material con el que están hechos los hilos.
INTERVENCIÓN MÍNIMAMENTE INVASIVA
Además, la colocación de los filamentos se realiza a través de una intervención mínimamente invasiva, en consulta ordinaria y con anestesia tópica o local en el caso de pacientes con un techo de dolor bajo. Asimismo, el material que se emplea para los hilos está completamente testado, y permite que el cuerpo termine por absorberlos.
Uno de los grandes miedos antes de someterse al tratamiento de hilos son las posibles complicaciones o efectos secundarios que estos pueden suponer. En realidad, los efectos secundarios y posibles complicaciones son mínimos. En algún caso, se puede producir un pequeño proceso inflamatorio que se controla con la aplicación de frío o antiinflamatorios orales. En otras ocasiones, también se pueden producir hematomas, que por lo general se pueden prevenir evitando los antiagregantes plaquetarios.
Por último, en cuanto a la duración, ésta es relativa. Mientras que el efecto tensor es inmediato, la producción de colágenos no tiene lugar hasta la sexta semana tras la intervención. Así que los efectos definitivos del tratamiento, pueden verse al cabo de unos dos meses.
Este resultado permanecerá en la cara y cuerpo del paciente aproximadamente 18 meses, transcurridos los cuales el tratamiento podrá volver a repetirse.