La rutina 'beauty' es nuestra mayor aliada para mantener la piel saludable, radiante y joven. Todos y cada uno de los productos de skincare que utilizamos son importantes, pero seguro que has escuchado hablar en muchas ocasiones de la importancia del sérum, ¿sabes cómo aplicarlo correctamente?
Lo primero que debemos saber es que no es una crema, "el sérum es más ligero, se absorbe más rápido y penetra antes, una crema tiene una fase grasa mayor que el sérum, se absorbe más lentamente, pero tiene ingredientes, como emolientes u oclusivos, que proporcionan mayor nutrición que un sérum", explica la farmacéutica Belén Acero.
Lo recomendable es aplicarlo entre la limpieza facial y la crema de día o de noche
También hay que tener en cuenta nuestro tipo de piel, ya que si la piel es grasa se puede utilizar solo un sérum en la rutina facial. Por su parte, las pieles secas, necesitarán un sérum y una crema para una mayor nutrición e hidratación. "Lo más importante es saber identificar el tipo de piel para darle a la piel lo que necesita", asegura Acero.
Ahora llegamos a su aplicación, ¿cuándo es el mejor momento? Lo recomendable es aplicarlo entre la limpieza facial y la crema de día o de noche. Se aplica por la mañana y/o por la noche, según las necesidades de cada tipo de piel y la finalidad.
La farmacéutica asegura que la limpieza facial es el primer paso que hay que cumplir rigurosamente en la rutina facial. "De nada sirve aplicar los tratamientos posteriores si el rostro no está completamente limpio, muchas veces cometemos el error de aplicar el sérum sin tener la piel completamente limpia".
También es muy importante tener en cuenta a la hora de aplicar un sérum la cantidad, ya que a mayor cantidad no hay una mayor efectividad y esto es muy importante tenerlo en cuenta. Se recomienda aplicar 4 o 5 gotas en caso de los formatos drop o pipeta.
¿DEBO TENER EN CUENTA LAS NECESIDADES DE MI PIEL?
La respuesta es sí, según las necesidades de tu piel, deberás utilizar uno u otro sérum:
Manchas. Si lo que quieres es solucionar problemas de hiperpigmentación, lo ideal es incluir un sérum a base de activos despigmentantes, como el ácido tranexámico, los retinoides o el ácido azelaico.
Luminosidad. Para devolver la luminosidad al rostro, los alfa hidroxiácidos, como el láctico o el glicólico; potentes antioxidantes, como el ácido ferúlico o la vitamina C; y los retinoides derivados de la vitamina A, como el retinal o el retinol, son la mejor opción.
Poros dilatados e imperfecciones. Para evitar los brotes de acné y la obstrucción de los poros y disminuir ópticamente la apariencia de los poros dilatados, los mejores principios activos son los ácidos salicílico, glicólico y láctico, así como el retinol. Además, la niacinamida mantiene a raya la producción excesiva de sebo y reduce el acné.
Líneas finas y arrugas. La prevención es la clave para evitar la formación de líneas y arrugas, además de ayudar a alisar las ya existente. Para ello, el retinol será el principio activo por excelencia. Además, los antioxidantes, como la vitamina C o el ácido ferúlico, para evitar los radicales libres; el ácido hialurónico para una piel hidratada y repulpada; el ácido láctico; y los péptidos, ayudarán a mantener la juventud de la piel.
Deshidratación. La deshidratación es fruto de una barrera cutánea alterada. Por tanto, debemos incluir sérums que mejoren la función barrera para asegurarnos de que no se produzca la pérdida de agua transepidérmica y se mantenga la piel hidratada. Esta función la llevan a cabo las ceramidas, la niacinamida, pro-vitamina B5, los ácidos grasos y el colesterol.