Rosácea en verano: "Las altas temperaturas, el sol, la humedad y el sudor pueden provocar brotes"

La dermatóloga María Calvo explica en Estetic cómo afecta el verano a los pacientes con rosácea, una enfermedad de la piel que afecta al 5% de la población

La dermatóloga María Calvo Pulido (Foto. Fotomontaje Estetic)
La dermatóloga María Calvo Pulido (Foto. Fotomontaje Estetic)
3 julio 2024 | 10:00 h

La rosácea es un problema de la piel bastante extendido, que se estima que afecta al 5% de la población en Europa, según los datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Se trata de una enfermedad crónica característica por dejar síntomas predominantemente en el rostro, con enrojecimiento y granitos sobre todo en las mejillas, pero también la zona de la frente, la nariz o el mentón.

Las causas de su aparición aún son desconocidas, pero entre los factores que se han estudiado destacan las alteraciones en los vasos sanguíneos ubicados debajo de la piel, probablemente alterados por una predisposición genética o factores externos, y una respuesta inmunitaria anormal. Aunque hay elementos externos que pueden empeorar los brotes de rosácea (por ejemplo, la alimentación), los rayos solares también afectan al control de la enfermedad.

"En ocasiones, el agua del mar puede resultar secante, lo cual no ayuda a las pieles con rosácea"

Para entender cómo afecta el verano a los pacientes con rosácea, desde Estetic hemos contactado con la dermatóloga María Calvo Pulido. Precisamente, la experta nos confirma que, además de la exposición al sol y las altas temperaturas, la humedad y el sudor (con efecto irritante) son desencadenantes de los brotes de rosácea, algo que podría empeorar, además, con el uso del aire acondicionado:

“Los cambios bruscos de temperatura y la sequedad de ambiente que producen los aires acondicionados podrían aumentar la irritación de la piel y por tanto empeorar las pieles con rosácea”, indica la dermatóloga. Además, otro factor agravante es el agua de las piscinas, puesto que “el cloro es un químico irritante que puede perjudicar a estas pieles, de por sí irritadas”, señala.

Por otro lado, pese a la idea preconcebida que podemos tener sobre que el agua del mar es beneficiosa y “cura”, lo cierto es que en algunos casos podría perjudicar al control de los brotes de rosácea. Si bien este agua “tiene propiedades antiinflamatorias y antisépticas que pueden ayudar, en ocasiones puede resultar secante, lo cual no favorece a esas pieles”.

TRATAMIENTO EN VERANO

En primer lugar, es necesario acudir a consulta con el dermatólogo para que pueda evaluar el tratamiento más indicado. El especialista del cuidado de la piel puede pautar antibióticostópicos para controlar los brotes de rosácea, entre los que se incluye el metronidazol, con ácido azelaico o con ivermectina tópica. No obstante, “en ocasiones precisa antibiótico oral”.

El tratamiento médico “se debe complementar siempre con cosméticos adecuados para ese tipo de pieles, con propiedades hidratantes, calmantes refuerzo de la barrera cutánea y anti-rojeces”. Dentro de esta rutina cosmética, hay que seguir unos pasos imprescindibles para garantizar el cuidado de la piel, entre los que se incluye la “limpieza con productos específicos para pieles con rosácea”.

"La limpieza con productos específicos para pieles con rosácea es fundamental"

Adicionalmente, conviene “aplicar productos activos tratantes por la noche si hay brote activo o preventivos, como el ácido azelaico o la ivermectina. Y, por la mañana, hidratantes que ejerzan de refuerzo de la barrera cutánea y, a ser posible, con efecto antirojeces, junto con protección solar estricta”.

Por último, la Dra. Calvo recuerda que hay otros elementos externos que empeoran los brotes de rosácea, como el estrés o la alimentación. “Pueden producir empeoramiento de los brotes de rosácea algunos alimentos que liberan histamina, como el queso, alimentos y bebidas calientes, comida picante y algunos lácteos”. Por ello, su consumo está desaconsejado en paciente con rosácea.

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