La remodelación nasal es una de las técnicas favorecidas por la aparición de novedosas herramientas que minimizan el traumatismo de la técnica convencional. Es el caso del bisturí ultrasónico, un desarrollo avanzado del bisturí piezoeléctrico, que facilita el trabajo sobre las estructuras nasales con más calidad y control, que la rinoplastia clásica de cincel y martillo.
Según el Instituto Médico Láser, su principal ventaja es la recuperación, que resulta más rápida y menos dolorosa. Sin hematomas ni edema porque permite evitar la lámina vascularizada que envuelve el hueso (periostio), este bisturí ha convertido la rinoplastia en una cirugía mínimamente invasiva de carácter ambulatorio, cuya recuperación no precisa férulas ni escayolas, salvo en los casos más complejos de osteotomía.
GUARDAR LAS PROPORCIONES
Es a lo que se aspira, cuando lo que se persigue es un resultado natural, en una cirugía que se realiza a ciegas, directamente bajo la piel.
La mejor guía para un cirujano a la hora de afrontar las rinoplastias más complejas, cuyo éxito no depende de corregir un defecto circunscrito y evidente, es la proporción áurea. También llamada ''la divina proporción'', valora el rostro de frente y de perfil.
LA TÉCNICA
Aborda la estética de la nariz realizando correcciones minimalistas o bien, rinoplastias más complejas sobre tres estructuras fundamentales.
La remodelación nasal es una de las técnicas favorecidas por la aparición de novedosas herramientas que minimizan el traumatismo de la técnica convencional
1. Punta nasal. Levanta la punta caída o acorta la nariz muy proyectada.
2. Base nasal. Puede estrechar las alas con precisión milimétrica gracias al láser CO2 o aumentarlas, recurriendo a injertos de cartílago, que normalmente se obtiene del pabellón auditivo, bajo la piel. También puede corregir la columela, zona media entre los orificios nasales, que puede ser muy visible por desviada o descendida. En este caso, se utilizan suturas reabsorbibles, que facilitan su anclaje a la parte más baja del tabique nasal. Ninguna de estas dos intervenciones precisa férulas ni escayolas.
3. Dorso nasal. Corrige irregularidades nasales como el caballete, el rádix (entrecejo) cóncavo o las eventuales hendiduras entre el dorso y la punta.
-Relleno de fascia. Corrige la concavidad exagerada de una nariz excesivamente respingona. La técnica puede insertar una pequeña porción de fascia, que en este caso, se extrae del músculo temporal. Colocada encima del tabique y anclada mediante un solo punto a la membrana que lo recubre (periostio), se introduce a través de una pequeña incisión en el interior de una fosa nasal.
-Resección cartilaginosa. Subsana una convexidad o caballete por exceso de cartílago. Consiste en un recorte del tejido excedente mediante el bisturí ultrasónico, que garantiza máxima precisión. Sin férulas ni escayolas.
-Limado óseo. Suaviza un dorso prominente, sin abruptas irregularidades. El bisturí ultrasónico permite eliminar capas finas del tabique excedente sin realizar fracturas. La recuperación es muy corta y cursa sin inflamación, férulas o escayolas.
-Osteotomía. Reestructura huesos muy anchos o muy prominentes. Conlleva un corte óseo, que el bisturí ultrasónico realiza con total precisión para modificar la forma. La recuperación, que precisa férula durante 7 días para consolidar la nueva posición de las estructuras, es más rápida y menos dolorosa que la técnica clásica de cincel y martillo. Cursa sin hematomas ni edema por no afectar el periostio, que es el envoltorio vascularizado del hueso.