En el ámbito de los tratamientos estéticos, los rellenos faciales se han convertido en una de las intervenciones más populares gracias a sus resultados inmediatos y la mejora estética que pueden ofrecer. Sin embargo, ¿hasta qué punto son una solución perfecta? ¿Es posible exceder los límites y generar consecuencias a largo plazo en el rostro?
La respuesta la ha compartido la Dra. Victoria Prats a través de su cuenta de Instagram (@dra.victoriaprats). “La tendencia actual busca inmediatez: el resultado rápido y la foto del antes y después. Pero no siempre se valora el impacto que esto tiene a largo plazo en el rostro”, reflexiona. De acuerdo con la experta, para obtener resultados “naturales, elegantes y que no interfieran con tus expresiones y la movilidad de tu rostro”, es crucial entender que estos procedimientos tienen límites definidos:
- El lugar del rostro donde se coloca el relleno.
- La cantidad de producto utilizada.
- La frecuencia con la que se realizan los tratamientos.
- El tipo y la calidad del relleno facial empleado.
"La tendencia actual busca inmediatez: el resultado rápido y la foto del antes y después"
Por ello, Prats insiste: “no todo vale. Cada tratamiento que te realizas en este momento tiene un impacto en tu rostro a lo largo del tiempo”.
LA IMPORTANCIA DE LA PRUDENCIA
Uno de los puntos destacados por la doctora es el concepto de la huella estética, un término que se refiere al efecto acumulativo de los procedimientos faciales en el envejecimiento y la apariencia del rostro. Aunque los rellenos de ácido hialurónico son absorbidos en su mayoría, existe la posibilidad de que una parte residual no lo haga, generando alteraciones con el paso de los años.
“Cada vez acuden más personas a la consulta diciéndome que no vienen a ponerse relleno, sino a quitarse. Hay personas que llevan muchos años tratándose, y ese producto no llega a reabsorberse del todo y va teniendo una repercusión en el rostro”, explica. Esto, combinado con una sociedad que prioriza la rapidez de los resultados, ha llevado a que muchas personas abusen de estos tratamientos sin considerar cómo afectarán la evolución natural de su piel. “Yo cada vez soy más prudente en cuanto a la cantidad de relleno de ácido hialurónico que coloco y en dónde lo coloco. Hay que pensar en cómo se comporta eso en el movimiento del rostro y en el envejecimiento”, señala Prats.
MÁS ALLÁ DEL AHORA
Otra de las principales preocupaciones de la Dra. Prats es que los pacientes no se queden únicamente con los resultados inmediatos: “no se fijen solo en el ahora, en el antes y el después. Es fundamental plantearse cómo va a ir envejeciendo tu rostro y las consecuencias que esto puede tener”.
"Cada vez acuden más personas a la consulta diciéndome que no vienen a ponerse relleno, sino a quitarse"
Por ello, recomienda a quienes se plantean realizarse un tratamiento facial acudir a especialistas que no solo tengan en cuenta la técnica y los productos, sino que evalúen las necesidades de cada rostro de forma personalizada, respetando siempre los límites y priorizando el bienestar estético a largo plazo.
El mensaje final es claro: aunque los rellenos faciales son herramientas efectivas para mejorar la apariencia, el éxito de estos tratamientos radica en un enfoque prudente, informado y responsable. Al final, el cuidado de nuestra imagen también implica pensar en el futuro y no solo en los resultados inmediatos.