La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y su principal función es actuar como una barrera protectora frente a las agresiones del entorno. A menudo, la piel reacciona sin necesidad de palabras, manifestando signos como rojeces, irritaciones o incluso eccemas repentinos. En los últimos años, el aumento de toxinas en el ambiente ha vuelto más comunes las reacciones de piel sensible y reactiva. Desde Centro Mem, se ofrecen recomendaciones clave para evitar estos tóxicos y tratar la piel sensible.
La directora del Centro Mem, María Pérez de Villaamil, explica que la piel absorbe todo lo que aplicamos sobre ella, por lo que es crucial que los productos sean seguros. “En nuestro centro evitamos el uso de ftalatos, parabenos, sulfatos y otros químicos tóxicos que pueden causar daño a la piel”, asegura. Estos ingredientes, presentes en muchos productos cosméticos, pueden irritar la piel, desencadenar alergias y afectar el funcionamiento de las glándulas sebáceas, llevando a problemas como acné o dermatitis.
“En nuestro centro evitamos el uso de ftalatos, parabenos, sulfatos y otros químicos tóxicos que pueden causar daño a la piel”
Uno de los principales problemas para la piel es la contaminación del aire, especialmente en las grandes ciudades. Las partículas finas y los metales pesados presentes en el aire pueden generar radicales libres, moléculas que dañan las células de la piel y aceleran el envejecimiento. “El envejecimiento prematuro, las manchas oscuras y una textura desigual de la piel son algunos de los signos visibles de este daño”, explica Pérez de Villaamil.
Además de los productos cosméticos y la contaminación, los pesticidas y los productos químicos de uso doméstico también son responsables de dañar la piel. El contacto prolongado con estos tóxicos puede causar inflamación y dermatitis de contacto. Algunos pesticidas incluso actúan como disruptores endocrinos, alterando el equilibrio hormonal del cuerpo y afectando la salud de la piel a largo plazo, lo que aumenta la preocupación por su exposición.
Otro factor a tener en cuenta son los metales pesados como el mercurio, el plomo y el cadmio, que pueden estar presentes en el aire, el agua y algunos productos. Estos metales pesados se acumulan en el cuerpo y la piel, provocando daño celular y, en casos graves, aumentando el riesgo de cáncer de piel. Por ello, es fundamental evitar la exposición innecesaria a estos contaminantes.
Para tratar pieles sensibles y reactivas, María Pérez de Villaamil aconseja el uso de productos ecológicos y libres de xenobióticos, compuestos ajenos al cuerpo que son difíciles de eliminar. Estos compuestos tóxicos se acumulan en el organismo y aumentan la toxicidad general. El enfoque del Centro Mem se basa en minimizar estos riesgos con tratamientos y protocolos que fomentan la salud desde el interior y potencian la belleza natural.
Un factor a tener en cuenta son los metales pesados como el mercurio, el plomo y el cadmio, que pueden estar presentes en el aire, el agua y algunos productos
¿CÓMO EVITAR EL EFECTO DE LOS TÓXICOS?
Aunque hoy en día eliminar por completo la exposición a los tóxicos es muy complicado, desde el Centro Mem nos desvelan cómo podemos tomar medidas para minimizar su impacto en nuestra piel:
- Utilizar productos de cuidado de la piel adecuados. Los productos deben ser libres de parabenos, ftalatos, sulfatos y otros ingredientes químicos nocivos para nuestra dermis como los conservantes químicos tóxicos o las frangancias y perfumes.
- Limitar el contacto con productos químicos agresivos. Es importante leer bien las etiquetas de todos aquellos productos que utilizamos y optar por alternativas más naturales o con menor cantidad de químicos.
- Protegerse del sol. El protector solar debe tener un factor de protección alto (SPF) y filtro mineral o físico.
- Llevar una dieta saludable. Consumir frutas y verduras ricas en antioxidantes, que ayudan a proteger la piel del daño oxidativo causado por los radicales libres. A la hora de cocinar, no utilizar sartenes con antiadherente ni de aluminio.
- Mantener una buena hidratación y de calidad. De este modo, se mantiene la piel sana e hidratada, lo que la hace más resistente a los efectos de los tóxicos. El agua debe estar embotellada en cristal, de modo que evitemos los plásticos que contienen BPA.
- Evitar el consumo de tabaco y alcohol. Se trata de medidas esenciales para proteger la salud de la piel.