Finales de septiembre/principios de octubre, es la época ideal para comenzar la temporada de peelings, un complejo proceso con el que se pule, redefine y retexturiza la piel del rostro, aprovechando los meses de menor exposición al sol.
Después de la higiene facial, este tratamiento no debería faltar en una buena rutina de belleza en cabina. ''Hacerse un peeling de vez en cuando nos ayuda a mantener la piel limpia y luminosa pero, si lo que buscamos es un trabajo más profundo, como corregir una arruga, una marquita de acné o suavizar una mancha, nuestra recomendación es realizar un mínimo de seis peelings, uno cada 15 días, hasta que alcancemos nuestro objetivo", aseguran Elena Ramos y Marta Barrero, farmacéuticas, expertas en dermocosmética y directoras de The Secret Lab.
''En nuestro centro, somos fieles a la línea profesional de ácidos de Medik8, ya sea utilizando sus cócteles específicos para tratar distintos problemas (acné, manchas, envejecimiento...) o con sus monoácidos de diferentes concentraciones, que nos permiten personalizar al máximo el peeling de cada persona según sus necesidades'', añaden las expertas, que nos proponen dos peelings para tener un rostro 10.
El peeling es un complejo proceso con el que se pule, redefine y retexturiza la piel del rostro, aprovechando los meses de menor exposición al sol
- Hurry up, I´m late. Las expertas desmaquillan y limpian la piel. Aplican un exfoliante mecánico y después un exfoliante con enzimas de piña y papaya que se ''come'' las células muertas. A continuación, aplican un último exfoliante químico, el más suave.
Primero se aplica una solución desengrasante y se protegen zonas sensibles como el contorno de ojos, labios y las aletas de la nariz; después se aplica el peeling, controlando el tiempo de exposición, y se neutraliza el ácido con una solución alcalina.
Por último, se aplica retinol, ya que al tener la piel totalmente libre de células muertas, penetra mucho mejor. Después, se aplica ácido hialurónico, una crema hidratante adecuada a cada tipo de piel y, por último, protección solar.
- New Skin. La clave está en la fórmula que se aplica sobre el rostro, compuesta por una alta concentración de alfahidroxiácidos, a diferentes concentraciones, y de bajo pH. ''Estos ácidos trabajan para reconfigurar la apariencia de la piel mediante un proceso exfoliador de las capas de la epidermis, con lo que consiguen eliminar las células muertas, pulir, retexturizar y redefinir la piel, dejándola suave y luminosa”, explican Marta Barrero y Elena Ramos.
Además de con estos cócteles de ácidos, también se puede trabajar con monoácidos, para aprovechar los beneficios específicos de cada uno: el ácido mandélico se utiliza mucho en pieles de tipo acnéico, porque ayuda a regular el exceso de grasa y a controlar la inflamación; el láctico ayuda a tratar manchas; el salicílico es estupendo para cerrar el poro...
Si en las primeras sesiones las pieles reaccionan bien al peeling, incluso es posible hacer capas con ácidos que se aplican en zonas concretas del rostro (donde está la mancha, donde hay más marquitas o arrugas...) pudiendo colocar hasta un máximo de tres capas de ácidos distintos. De este modo, se puede reducir drásticamente la apariencia de arrugas, pigmentación y otras imperfecciones.